viernes, septiembre 30, 2005

John Carpenter, de profesión narrador (y III)

Su primera película se rueda a trompicones, retomándose cada vez que se ahorra lo suficiente para continuar la producción. Dark Star (1974), es un debut prometedor, que apunta buenas maneras y donde Carpenter ya asume varias tareas -dirección, producción, guión y música-. La acción se centra en una nave espacial donde cuatro abúlicos astronautas se dedican a destruir planetoides, a discutir de filosofía con bombas inteligentes, a lidiar con alienígenas calabaciles y a soportar las ocurrencias del ordenador de a bordo.
Lo más destacable del film, aparte de la colaboración como guionista/actor de Dan O’Bannon, fue que le permitió producir Asalto a la comisaría del Distrito 13 (1976) -dirección, guión, montaje y música-, película sobre la que la sombra de Hawks planea en casi cada plano. Un grupo de pandilleros de una gran ciudad asedia durante una larga noche una comisaría aislada, donde un policía, dos secretarias y un grupo de reclusos deberán luchar por sus vidas, forjando lazos de camaradería más allá de las diferencias que los separan. Las escenas de acción están soberbiamente rodadas, y envueltas de un halo fantasmagórico, pues nunca llegamos a apreciar bien a los asaltantes, sombras en la noche. Una brillante alegoría sobre la violencia irracional que puede estallar en nuestras ciudades en cualquier momento, perfectamente plasmado en el brutal asesinato que abre el film o en el plano del pandillero apuntando con su pistola a varios transeúntes desde un coche. La película parece mezclar el western clásico de asedio con una película de zombis imparables; el propio título provisional de producción fue The Anderson’s Alamo.
El año pasado se estrenó un remake dirigido por Jean-François Richet y protagonizado por Ethan Hawke, Larry Fishburne y Gabriel Byrne. Dicha cinta se centraba más en los aspectos de acción al uso actual hollywoodiense, y constituía un entretenimiento más que valido, aunque pierde parte de la fuerza del original al convertirlo todo entre el típico enfrentamiento entre polis corruptos y criminales con corazón.
A continuación Carpenter filma La noche de Halloween (1978) -dirección, guión, producción y música-, la epopeya asesina de Michael Myers al acecho de varias niñeras de un pueblecito de Illinois. Una virginal Jamie Lee Curtis con la ayuda del obsesionado psiquiatra del asesino (Donald Pleasence) se enfrentará a la implacable presencia de éste. Con una milimétrica composición de los planos y un ritmo matemático que se acomoda a la perfección en el formato panorámico en que se rueda, asistimos a las andanzas del psicçopata Myers, también conocido como "La Silueta", cuya inexpresiva máscara remarca el horror irracional de cada crimen. Junto con el sensacional prólogo narrado en cámara subjetiva, la primera parte en el psiquiátrico nos permite conocer un poco más al origen de todo lo que se desencadenará posteriormente. Si acaso un pero, el de siempre; será la chica pura y virginal la que se enfrente a la pesadilla y la derrote [aparentemente], mientras que las “chicas malas” son degolladas, apuñaladas o asfixiadas por sus pecadillos. El tema principal de la banda sonora, minimalista, se ha convertido en uno de los más reconocibles del cine de terror contemporáneo. Esta es una de las producciones más rentables de toda la historia, y ha generado siete secuelas, ninguna de ellas a la altura del original. Para 2006 se anuncia Halloween: Retribution, con guion del propio Carpenter.
A modo de curiosidad, cabe decir que el inconfundible aspecto de Michael Myers es fruto de la casualidad. El departamento de producción recurrió a la máscara más barata para esconder la apariencia del mal absoluto: la de William Shatner como capitán Kirk, que convenientemente pintada de blanco resultaba irreconocible. ¡Teletranspórtanos al infierno, Michael Myers!!

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