viernes, mayo 26, 2006

X3


Ante el inminente estreno de X3: The last stand, la cita obligada de todos los frikis para este fin de semana, hay una cosilla que me está rondando por la cabeza y que no sé si me impedirá disfrutar de la peli adecuadamente. X-Men me gustó bastante en el momento de su estreno, y X2 todavía me dejó mejor sabor de boca. Cine de consumo espectacular y bien rodado que acertó en la plasmación del universo mutante sobre el celuloide. [Si Bryan Singer lo hizo así de bien con ese material, entenderéis que esté emocionado con lo que puede hacer con la gran "S".]
Sólo un pero. Uno, de órdago.
Para convertir a Lobezno en el rey de la fiesta no hacía falta convertir a Cíclope en un monigote objetivo de los dardos del canadiense, ni en un títere de Xavier sin voluntad propia. A lo largo de su historia, los X-Men han tenido claramente dos pilares fundamentales: si Xavier creó el sueño, fue Scott Summers el que lo construyó ladrillo a ladrillo, con sangre, sudor y lágrimas. Personaje íntegro -quizá demasiado para los tiempos que corren- pero acartonado a la vez, valiente pero demasiado dubitativo en muchos momentos. La carga psicológica con que Claremont lo fue lastrando a lo largo de su etapa mutante es la que lo convierte en uno de los personajes más ricos, aunque quizá por ello menos atractivos para el gran público: su relación titubeante con Jean Grey, el "asunto Fénix", la sombra de la responsabilidad y el temor de defraudar al mentor/padre, al que acabará abandonando temporalmente (en uno de los últimos, si no el último, números de la etapa Byrne), el culebrón de la familia Summers, su relación con Maddeline Prior. Reconozco que Scott es uno de mis favoritos dentro de la Patrulla X, y por eso me molestó mucho su tratamiento cinematográfico.
Entiendo perfectamente que a medios y público distintos corresponden diferentes aproximaciones, pero en Ultimate X-Men, serie que sigo mes a mes devorando como el primer día -cosa que ya no puedo decir de las colecciones "madre" que me abuuuuuurren profundamente- se hizo una versión diferente y atractiva al mismo tiempo del viejo cuadrilatero Jean-Xavier-Scott-Logan.
Seguramente me estoy poniendo la venda antes de la herida, pero es que estoy casi seguro que me han hurtado esto

Junto con la caída de Gwen Stacy por el puente de Brooklyn, o Bullseye clavandole su propio Sai a Elektra, es uno de esos momentos que se graban a fuego en la mente de los lectores, que crean -y marcan- la afición y el amor por unos personajes. Luego, claro, el listón queda por las nubes y es muy difícil volverlo a alcanzar. Espero disfrutar de X Men 3, por lo menos lo suficiente como para llegar a casa el viernes por la noche y no coger como loco el tomo de obras maestras y releerme la corrupción de un ángel, la lucha desesperada por sobrevivir en la Zona Azul de la luna, y ese grito agónico de un Scott que veía desvanecerse ante sus ojos lo que más amaba en el mundo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy valiente al manifestar esas opiniones de ciclope. Pero que le vamos a hacer, ya lo hemos hablado y a mi ese tio siempre me ha parecido un estirao y muy cargante, sin mencionar lo horteras que son las gafas de rubi; y esa pagina ochentera, gran momento, sin duda, nos privaran de el en la peli?

Plissken dijo...

Desde luego lo de las gafas era criminal... Alguna de las que dibujaba Cockrum eran terroríficas!

Y la peli será más mundana, menos cósmica -por motivos lógicos-: nada de zona azul ni guardia imperial Sh'iar. Crucemos los dedos...

Al final he sometido a templanza mi espíritu friki y hasta el domingo no la veremos... ¡Shit!

Anónimo dijo...

Es una cacota de peli.

Y lo siento por ciclope.

Plissken dijo...

Bastante de acuerdo contigo.
Un abraso!

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