miércoles, enero 31, 2007

Crisis de identidad: Los viejos malos tiempos

Ríos de tinta se han vertido sobre esta serie limitada, publicada en los USA en el año 2004 . Escrita por el novelista Brad Meltzer e ilustrada por Rags Morales la serie gozó de tal éxito de ventas que supuso un buen banderín de enganche para la renovación del Universo DC que Dan Didio (editor en jefe de la casa) al parecer tenía en mente desde hace tiempo. Pero vayamos por partes.




Dado que hace dos meses de su publicación completa, destripo el argumento completamente, salvo el final. Avisados están. La esposa del Hombre Elástico, Sue, es asesinada brutalmente en su hogar mientras Ralph está de patrulla. Inmediatamente la comunidad superheroica, conmocionada por lo cercano de la tragedia y por las posibles implicaciones del crimen -o sea, que todos los familiares y amigos de cada héroe corran un peligro cierto de sufrir daño- inicia una serie de investigaciones al respecto que no harán más que destapar una caja de pandora que llevaba cerrada años y que convulsionará la imagen, los valores y las creencias de muchos de los personajes implicados. La aparente culpabilidad del Doctor Luz y su persecución harán que éste recurra a la protección de Deathstroke. Lo que motiva esa encarnizada caza es que años atrás el Doctor Luz asaltó el satélite de la Liga de la Justicia, hallando sola a Sue Dibny, a la cual violó sin miramiento. No contento con ello, tras ser reducido por los leaguers resentes, amenazó a todos y cada uno de ellos con atacarles donde más daño podía hacer: familias, amigos... Tras una ajustadísima votación se decidió borrar la mente de Light, lobotomizarle mediante la magia de Zatanna, dejándole como un pelele que luchara con los Jóvenes Titanes y perdiera una y otra vez. Las investigaciones de las escenas del crimen (porque Sue Dibny no es la única víctima de esta Crisis de Identidad) los movimientos en el hampa superheróica ante tal acoso y las relaciones familiares entre héroes y villanos conducirán los acontecimientos hacia una sorprendente y dramática conclusión cuyas repercusiones a largo plazo alterarán el Universo DC tal y como lo conocemos.

La serie está narrada con todo el oficio de alguien que lleva escribiendo durante años dentro del género policíaco, tomándose su tiempo para caracterizar a unos personajes que si bien son de sobra conocidos, aquí aparecen con unos matices aún más delicados de reflejar. Además, Meltzer, del que desconozco su obra literaria y sólo he disfrutado La misión del arquero (una delicia en la que ya apuntaba maneras y que demostraba un conocimiento de los personajes que manejaba con soltura, cariño y respeto a su continuidad) juega con las voces narrativas y el montaje paralelo, dando como resultado un tebeo bien construido literariamente. La variación del narrador, dependiendo de quién sea el personaje que centra la acción nos permite meternos en la cabeza de Oliver Queen (indiscutiblemente el protagonista más destacado), de Ray Palmer, de Tim Drake... Los montajes paralelos, sobre todo dos de ellos (y que curiosamente acaban trágicamente en ambos casos) crean una sensación de incertidumbre y tensión muy acentuadas, aumentando si cabe el suspense de las situaciones narradas.




La gran sorpresa para mí fue comprobar que el dibujante de Hawkman, una serie que me dejó frío en sus primeros números, Rags Morales, había evolucionado asombrosamente tanto a nivel narrativo como artístico, ofreciendo unos personajes rotundos y dinámicos, unas escenas de acción brutales y electrizantes. Además, superaba con creces la nota al lograr que las viñetas de multitud no aparecieran deslabazadas o amontonadas. No habría que restar mérito al entintador –antaño dibujante- Michael Bair. ¿Y qué decir de las portadas? Me encanta Michael Turner, así que me parecieron todas espectaculares. Ni más ni menos que lo que requería una serie de este calibre.

Pese a que Pep me la dejó en el momento de su aparición, y a que devoré los siete números no me resistí a adquirir el hardcover, ya que no las tenía todas conmigo en cuanto al futuro de DC en España. Como soy tonto, he vuelto a comprar la edición de Planeta y a sufrir con el dolor de Ralph Dibny (pues no le queda nada), a lamentar la pérdida de la vivaracha y simpática Sue (a quien recordamos todos de aquellos embolaos en la embajada de Paris de la JLE) y a compartir la pena de Tim Drake (al pobre muchacho se la tienen bien jurada). Hasta consigue Meltzer que un capullo como el Capitán Boomerang nos resulte, si no simpático, sí merecedor de cierta simpatía.


No es Watchmen, desde luego, pero para mí fue el mejor tebeo de pijamas editado como novedad el año pasado en España, así que el encabezar el Top Ten de Tebelogs me pareció de lo más justo. Posted by Picasa

martes, enero 30, 2007

Commissionando XX: Paul Ryan

Hoy traigo a esta sección una vieja “deuda histórica”, si se me permite la expresión. Después de conocer el cielo de los aficionados al comic en forma de Jornadas de Avilés, por diversos motivos nos fue imposible asistir a las dos jornadas siguientes. En el año 2002, entre el –como es habitual- espectacular plantel de autores invitados destacó uno por su simpatía y por la calidad de los dibujos que dedicó a los aficionados, el señor Paul Ryan. Mirando y remirando con Pep volvimos a visitar su página web para ver las cositas que Paul ofrece, y la verdad, son muy apetitosas. Tratándose de un dibujante que ha trabajado para las dos grandes compañías, que ha ilustrado etapas más o menos duraderas de títulos como Los Vengadores, Los Nuevos Vengadores, Los 4 Fantásticos, Iron Man o Flash, no me diréis que no merecen la pena desde los pin-ups hasta la recreación de las portadas pasando por la posibilidad de que Paul Ryan dibuje y entinte tu propio guión. No dejen de echar un vistazo, que merece muy mucho la pena. Además hay bastantes muestras del trabajo más reciente de Paul Ryan, el continuar con las aventuras del Fantasma que Camina. Goloso, goloso, señores.







lunes, enero 29, 2007

Lunes compulsivo

Bueno, contemplando la semana pasada con algo de tranquilidad veo que cumplí con todos los objetivos, excepto con uno de los que más me apetecía pero no sé porqué demonios estoy posponiendo. Sin falta esta semana dejaré algo por aquí sobre dos de los tebeos DC que más me han gustado en los últimos tiempos y que, aunque leídos hace ya más de año y medio, por miedo a soltar spoilers inconvenientes no se habían visto retratados por aquí. Espero no decepcionarles otra semana más con este asunto.

La semanita nos ha traído los primeros escalofríos verdaderos por estas tierras levantinas, incluso con un granizo que cubrió por unos momentos estas calles más acostumbradas al sol que a otra cosa. Como trabajé el sábado en la tienda de comics, constaté que los frikis son tan normales como el resto de personas. Cuando llueve o hace frío se quedan en casica resguardados y leyendo sus tebeos. Por lo menos se aprovechó para hacer una "caza" de urgencia de la que estoy especialmente orgulloso caso de que resulte bien. Descuiden que tendrá cumplido reflejo por estos lugares.

Y para rematar el habitual comienzo de ese periodo de tiempo que llamamos semana, les avanzo que esta semana, además de lo ya mencionado, espero poder cumplir con Mr. Gibson y sus mayas. A ver si nos reimos un rato.

Nada mejor al hilo del post del sábado que celebrar las compulsiones sanas de toda índole y condicion con una cancion de los grandísimos Depeche Mode. Tanto valía esta como la de I just can't get enough. Parece que David Gahan y sus muchachos sabían un poco de la insatisfacción y la compulsión. ¿Serían coleccionistas? Abríguense muy bien, mantengan sus vicios bajo control y recuerden, tengan cuidado ahí fuera.

Compulsion
Depeche Mode

Charms in limited supply
And refusing to stretch
That indefinable nothing
Somehow keeps pushing you
Finding the right words
Can be a problem
How many times must it be said
There's no plan
It had to happen

Got to move on sometime
And it's about time
By putting one foot in front on another
And repeating the process
Cross over the street
You're free to change your mind
Strength through diversity
Couldn't have put it more plainly
Got to move on sometime
Got to move on sometime
Got to move on sometime
Got to move on sometime

Charms in limited supply
Under threat of extinction
That indefinable nothing
Somehow motivates you
Finding the right words
Can be a problem
How many times must it be said
There's no plan
It had to happen

Got to move on sometime
And it's about time
By putting one foot in front on another
And repeating the process
Cross over the street
You're free to change your mind
Strength through diversity

Couldn't have put it more plainly
Got to move on sometime

viernes, enero 26, 2007

Confesiones de un coleccionista compulsivo (y no soy yo)

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Debo estar loco.
Tengo en mis manos la copia más perfecta del n.º 18 de Batman que un coleccionista podría soñar poseer. Pagué por ella 175 dólares (el duro trabajo de cuatro días) ¿Estoy enfermo…? ¡Que alguien me lo diga!
Mi problema comenzó cuando tenía nueve años de edad. Mi madre me daba un cuarto de dólar cada semana para mis gastos y, mientras mis hermanos se gastaban el dinero en refrescos, yo sólo compraba dos cosas: un dulce gigante de 10 centavos y un comic-book de doce centavos. Tratar de escoger el título, el único título que me iba a poder comprar en toda la semana, era siempre algo traumático.
Batman era mi personaje favorito, así que los comics protagonizados por él eran siempre mi primera elección. El tiempo pasaba, yo compraba un Detective por aquí, un Justice League por allí… Mi paga aumentó, pero también aumentó el precio de las revistas, así que nunca pude comprarme todos los títulos que me gustaban. Finalmente, cuando cumplí los catorce, mi querida madre cogió la caja donde guardaba la colección… y la tiró a la basura. Aquello me dolió, pero no me destrozó el corazón. Después de todo, me dije a mí mismo, ya estoy mayorcito para leer tebeos.
Punto y aparte.
Edad: 24 años. Estaba en casa enfermo, con fiebre. Mi novia me llamó, ofreciéndose para ser mi enfermera… y yo acepté. Era una gran chica. Cuando me vio envuelto por las sábanas blancas, se brindó para ir a la tienda de la esquina para traerme alguna cosa. “¿Quieres un seven-up?” me preguntó, “¿o una naranjada?”
“Cualquier cosa”, dije yo, “cualquier cosa…”Pero justo cuando se iba a marchar, algún pequeño demonio se pegó a mi lengua y la detuve un momento antes de que cerrara la puerta. “¡Eh!”, dije, “una cosa más. Tráeme un comic-book de Batman, ¿vale?”.
Ella se giró y me miró extrañada, como si nunca hubiera oído la palabra “comic” en su vida. “¿Un qué…?” “Un comic-book”, repetí, “un Batman. ¿Podrías conseguirme uno…?” “Bueno… Está bien”.
Sucedió desgraciadamente que mi chica no entendía demasiado de comics: volvió con un Superman, un Flash y un She-Hulk.
Daba lo mismo, estaba enganchado de nuevo.
Pronto descubrí que existían librerías especializadas en cómics, y cometí todo tipo de felonías hasta dar con ellas. ¿Y qué es lo primero que descubrí cuando atravesé sus flamantes puertas?
Ta-dá. ¡¡Números atrasados!! ¡Bendita cuenta bancaria, Batman! No sólo podía comprar todas las novedades, sino también todos aquellos comics antiguos que mi madre había tirado. Estaba en el cielo, emborrachado con el olor de la tinta y la pulpa desintegrada. La vida era Batman, Batman, ¡¡¡Batman!!! En un año conseguí todos los números del 145 en adelante.
Y entonces… La Golden Age. ¡Oh, Dios! En aquellos lugares tenían comics de la Golden Age! Me gasté 412 dólares en dos meses. Junto con el Batman n.º 18 siguieron los números 7, 9, 11, 14, 23… y un largísimo etcétera. Llegaba a casa desde la librería con la sangre hirviendo, con el sentimiento de culpa que un alcohólico sentiría después de haber vendido el coche de la familia y haberse gastado el dinero en bebidas.
Tuve que empezar a controlarme.
Finalmente, fui capaz de contener el aliento y de controlar mis gastos. Me forcé a mí mismo a frenarme, a comprar números atrasados con menor frecuencia. Aunque a veces un extraño tic viene a mi ojo derecho y me encuentro a mí mismo firmando cheques por cantidades exorbitantes, soy en el fondo una persona completamente estable.
De verdad… lo soy.
Mirando la pared desde mi máquina de escribir veo dos piezas de arte originales. Son unas páginas muy bellas que pertenecen al n.º 526 de Detective. Están dibujadas por Don Newton y Alfredo Alcalá. Una es la página 44 y otra la página 46. Y sigo pensando… ¿no sería bonito tener también la página 45?; así tendría un tríptico. Me pregunto… ¿cuánto querrá el chico de la librería por ella…?
¡¡Doctor, ayúdeme…!!

Mark Delaney

jueves, enero 25, 2007

Rocky Balboa: Que tus puños sean bombas

En el año 1976 una película de pequeño presupuesto, protagonizada -y escrita- por un actor desconocido y centrada en la vida de un púgil en los suburbios de Philadelphia sorprendía a propios y extraños. Protagonizada por personajes claramente marginales en busca de un lugar en el mundo donde sentirse realizados y queridos, los retratos desarrollados por Stallone eran bastante complejos en su patetismo cotidiano. Así, la película se centraba en el cobrador de deudas Rocky Balboa, un tipo simple y honesto -a pesar de su ocupación- cuyo sueño es alcanzar la gloria pugilística sobre los rings de segunda, y que para ello se machaca en viejos y destartalados gimnasios regentados por viejas glorias como Mickey. Rocky sentirá una fuerte atracción por Adrian, la tímida -casi autista- solterona dependienta de una tienda de mascotas, que vive con su malhablado y grosero hermano Poli, empleado en el matadero. La oportunidad de oro surgirá en forma de un combate con Apollo Creed, soberbio campeón que sufrirá para ganar a Balboa a los puntos tras quince asaltos brutales para ambos. Decir que la fanfarria de Bill Conti está entre las diez melodías más reconocibles de la historia del cine es una obviedad, al igual que afirmar que escenas como la del ascenso de las escaleras del Museo de Arte de Filadelfia o el boxeador machacado con los brazos en alto llamando a gritos a Adrian forman parte de los grandes momentos de la historia del cine.

Rocky supuso un éxito de público y de crítica inesperado (avalado por tres oscars -dirección, montaje y película- y un globo de oro a la mejor película dramática), el encumbramiento al estrellato de su protagonista y el nacimiento de un icono cinematográfico, el del boxeado italoamericano Rocky Balboa que logra a base de esfuerzo, tesón e ilusión alcanzar su "sueño americano". Hasta cuatro secuelas (todas ellas escritas y dirigidas por Stallone, salvo Rocky V que contó con el retorno de John G. Avildsen a la silla de director) vieron la luz entre 1979 y 1990, menguando en calidad progresivamente, sobretodo de las dos últimas, siendo Rocky IV hija de los últimos tiempos de la guerra fría y del conservadurismo de la era Reagan y Rocky V un intento de adaptar la franquicia a los nuevos tiempos (canciones rap, inclusión de elementos teen en el argumento). El público dio la espalda a Balboa, y a Sylvester Stallone le quedó la espinita clavada de que el Potro Italiano no tuviese una despedida fílmica digna, así que maduró un proyecto que nos llega dieciséis años después.

Adrian lleva muerta cuatro años. Visitando su tumba en el aniversario de su fallecimiento está un Rocky Balboa sentado y melancólico y un impaciente Paulie. Tras dejar la silla convenientemente escondida (en un sólo detalle se nos revela el pragmatismo del personaje y la añoranza por la esposa ausente plasmada en lo frecuente de sus visitas) Rocky marcha a su pequeño restaurante de comida italiana (cocinada por hispanos) donde ameniza a los comensales con anécdotas de sus viejos combates. La sombra de su hijo, que no ha ido al cementerio ni al restaurante, ni al tour por todos los lugares que significaron algo en la relación para Adrian, es una sombra que entristece aún más al melancólico Balboa. Una recreación virtual de un combate entre el Balboa de treinta años y el campeón actual, Mason Dixon (puesto en la picota por la facilidad con la que gana a sus contrincantes) da la victoria a Rocky. Inmediatamente los agentes de publicidad de Dixon huelen la audiencia y los ingresos y ofrecerán a Rocky la posibilidad de un combate de exhibición en Las Vegas, un combate que, como siempre, Rocky llevará a la distancia corta y a la resistencia, hasta el final.

Todos los elementos que hicieron de Rocky una excelente película están presentes en la despedida cinematográfica del púgil más famoso de la historia del cine (con permiso de Toro Salvaje). El tono crepuscular de unos personajes sobradamente conocidos para los seguidores de la saga se acentúa por la sensación de melancolía y ausencia, por la añoranza de unos tiempos de gloria pasados que difícilmente podrían repetirse. Las visitas a la tumba y a los lugares que frecuentaron Adrian y Rocky suponen el brutal contrapunto entre lo que fue y lo que es: la antaño vital tienda de mascotas es ahora una tienducha sucia, la pista de patinaje un solar lleno de escombros, el gimnasio en el que se entrenara tan duramente durante años abandonado... En la rememoración de ese tiempo y de esos acontecimientos también surgirá la pena de Paulie por el modo en que trataba a su hermana. Antes de que Rocky se calce los guantes de nuevo Stallone se permite ese homenaje sentido y sincero a todo lo bueno que sus personajes vivieron con los años. A partir de ahí, los intentos de reconducir la relación con su hijo y de entablar amistad con Marie serán los acicates que ayudarán a Rocky a reverdecer viejos laureles.


La anécdota argumental es tan sencilla como eficaz, y el único objetivo es volver a subir a Rocky a un ring. El personaje de Dixon, muy bien tratado, es otro luchador cuya calidad y fuerza le colocan tan por encima de sus rivales que la facilidad de sus victorias provoca silbidos entre los espectadores. El hecho de no convertir a Dixon en una bestia, en el "malo" de la función es todo un acierto, y de esa forma, estamos ante dos caras de una misma moneda, ante dos púgiles que son muy parecidos, pero que se hallan en dos momentos bien distintos de su carrera: el uno en la plenitud de sus faculdes físicas y en la cima de su carrera; el otro derrotado por la edad y la vida y retirado tiempo ha, rodeado de los recuerdos de sus viejas victorias (divertido y patético a la vez ese viejo boxeador al que noqueara años atrás y al que Rocky invita a cenar a diario). Ambos vuelven a sus raíces, al esfuerzo, a los viejos preparadores, "a la vieja escuela".



Decir que la película está llena de momentos que me encogieron el estómago es decir poco. La película es un regalo para los que disfrutamos durante años con las aventuras fílmicas de este italiano cabezota y honesto. Las escenas del cementerio, la forma en que la gente de Philadelphia para a Rocky para saludarle, la anécdota del viejo púgil Spider, el perro salvado de la perrera (que subirá las escaleras con Rocky al son de las trompetas de Bill Conti), la foto de Adrian que Marie le entrega a Rocky antes del combate, la rabia y el dolor interior del boxeador, plasmados en esa "bestia del sotano", el beso que Paulie -el viejo Paulie- da a su amigo antes de salir al ring, el choque generacional plasmado en la elección de canciones antes de la pelea (Sinatra versus Three 6 Mafia), el plano del boxeador, tras la pelea, estrechando la mano de un espectador anónimo, la verdadera despedida del personaje, el agradecimiento de Stallone a un público que durante años le fue fiel disfrutando con sus películas.

Me quedo corto, muy corto con estas líneas. Decir que disfruté como un cosaco con la película es lo mismo que decir que lo de abajo es una caricia de enamorados.


Finalmente, los créditos son -aún- otra agradable sorpresa: al son de Gonna Fly Now personajes de toda raza, sexo y condición suben las escaleres del Museo de Arte de Philadelphia e imitan al mito cinematográfico en el que es su gesto más reconocible. Alzan los puños al cielo en señal de superación, de triunfo, en otro divertido homenaje, el último antes de que un fotograma congelado nos diga definitivamente adios desde 1976. Treinta años después Rocky nos dice adiós para siempre.

miércoles, enero 24, 2007

Sketch-busters XXXIX: George Perez (II)

Finiquito momentáneamente al gran George Pérez, a la espera de ampliar su presencia en este espacio el próximo septiembre. En este caso el sketch pertenece a Leti Sparks, con uno de sus personajes favoritos (aunque no entiendo bien porqué… ¿será su sensibilidad? ¿sus exquisitos modales? ¿¡o su perenne torso desnudo!? El caso es que comparándolo con el de Flash siempre he sufrido del “síndrome del sketch-buster envidioso”, consistente como ustedes sabrán en que el dibujo que te han hecho a ti, te gusta siempre un poco menos que el que le han hecho a “otro”, o a “los demás”. Así que lo dicho, ¡hasta septiembre en las terrazas de Avilés, amigo George!



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martes, enero 23, 2007

Commissionando XIX: Ed Hannigan, última oportunidad

Uno de los primeros dibujantes de los que hablé en esta sección fue Ed Hannigan, al que dediqué no uno, sino dos y tres entradas de la sección, primero hablando de su página web en la que ofrecía commissions y recreaciones de portadas y luego mostrando las dos que le encargué. El caso es que Pep estuvo rastreando la web y se encontró con el pastel que no tardó en comunicarme, para pesar de ambos. Al parecer Ed ha venido enfrentándose durante años a una difícil enfermedad, que poco a poco ha ido ganándole terreno, y decidió hacerlo público en su página web. Es esta una oportunidad única de conseguir un sketch de un dibujante que dentro de poco no podrá continuar empuñando sus lápices.

El anuncio de su página dice así:


Voy a tener que dejar de dibujar. He padecido durante muchos años Esclerosis múltiple. Al principio apenas me molestaba, pero ha evolucionado hasta el punto en que mis manos y mi concentración, al igual que mi energía, se han visto afectados. Se ha vuelto más difícil dibujar y he decidido parar progresivamente. Continuaré dibujando cosas que ya han sido diseñadas, como recreaciones de cubiertas y dibujos como los de esta página web, tanto tiempo como sea capaz.

Si te prometí un dibujo o un sketch diseñado originalmente, quizá no lo consigas. Intentaré cumplir con las peticiones antiguas, pero quizá no sea capaz. Afortunadamente, mi política es no solicitar el pago hasta que el trabajo esté hecho, así que nadie perderá su dinero.

Continuaré ofreciendo los artículos de este sitio a la venta o haré recreaciones de los sketchs de muestra tanto tiempo como me sea posible. Gracias por vuestra comprensión y apoyo.
Todo un ejemplo de profesionalidad y pundonor ante el que Plissken se levanta y "toca la campana". ¡Un abrazo desde aquí Ed!

lunes, enero 22, 2007

Vale, si hoy es lunes esto es...

... el preceptivo inicio de semana en este su blog amigo con el repaso a las novedades que podrán leer esta semana en Llámame Plissken. Haciendo propósito de enmienda, espero que puedan ustedes disfrutar del merecido repaso a Crisis de identidad (reseña que anuncié hará un par de semanas pero que entre pitos y flautas me ha sido imposible redactar), un comentario sobre la última película disfrutada en pantalla grande (a la espera esta semana de poder ver El truco Final y Apocalypto) y las habituales secciones de dibujo y commissions. Precisamente, la entrada de la sección commissionando de esta semana no será tan lúdica como suele ser habitual, sino que traeré de nuevo a un artista que ya ha pasado por ella y que no está atravesando un buen momento de salud. Otra entrada que espero poder ofrecerles es arqueología pura y dura, una colaboración de uno de los primeros correos de Zinco que muchos de ustedes podrían suscribir al pie de la letra.

Y como de promesas se vive mejor que de realidades, y mi vida es más sosa que la de un eremita en pleno desierto, paso ya a dejarles con la canción de rigor, que dice mucho de por donde van a ir las tortas esta semana. Cuídense, abríguense por el norte, y recuerden, vayan por ellos antes de que ellos vayan por ustedes.

The eye of the tiger
Survivor

Risin' up, back on the street
Did my time, took my chances
Went the distance, now I'm back on my feet
Just a man and his will to survive

So many times, it happens too fast
You change your passion for glory
Don't lose your grip on the dreams of the past
You must fight just to keep them alive

Chorus:
It's the eye of the tiger, it's the cream of the fight
Risin' up to the challenge of our rival
And the last known survivor stalks his prey in the night
And he's watchin' us all in the eye of the tiger

Face to face, out in the heat
Hangin' tough, stayin' hungry
They stack the odds 'til we take to the street
For we kill with the skill to survive

chorus

Risin' up, straight to the top
Have the guts, got the glory
Went the distance, now I'm not gonna stop
Just a man and his will to survive

chorus

The eye of the tiger...

viernes, enero 19, 2007

Galería de originales VIII: Graham Nolan/Sal Buscema

Este original lo compré en un stand de Barcelona coincidiendo con la visita de Sal Buscema, creo que allá por el 2003. Fue un Salón tan escaso en sketchs que al año siguiente decidimos no repetir experiencia. El caso es que ante la presencia de una leyenda viva del comic de superhéroes americano como Sal decidí adquirir el original en cuestión, perteneciente a la serie antológica Superman/Batman: World's Finest. La única pega es que el vendedor, muy cuco él, lo ofrecía como un original de Buscema, llegando a estar borrado el nombre del dibujante, un Graham Nolan más que correcto que era uno de los dibujantes de la bat-cabecera en los tiempos de La caída del murciélago. Firmado por partida doble por Buscema además, más dedicado imposible.

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P.D. He vuelto a colgar el post pero desde Explorer, a ver ahora si no da problemas, con lo que los comments se han perdido. Ustedes sabrán disculparme.

jueves, enero 18, 2007

Meme: Cinco filias, siguiendo al hueso de Constantine

Fran Constantine, como su pariente británico, es un bastardo que no para de meter a los colegas en problemas. Nada menos que un meme sobre cinco cosas que me gusten, aunque siendo fiel al espíritu original lanzado desde el blog Pinchando en hueso, diré alguna cosa que nadie –o casi nadie, que yo no tengo demasiados secretos, la verdad- sepa. Vamos allá, y sin orden preciso.

1. Me encanta cocinar, lo reconozco. Y más aún comer los platos que preparo. Es un vicio como casi todos los míos, no libre de desventajas, pero lo disfruto muchísimo. Uno de mis platos preferidos es el Arroz con costra, del que les pongo una cumplida muestra, aunque no le hago ascos a un buen cocido con pelotas, a un cachopo crujientito, a una paella...


2. Adoro la literatura. La palabra escrita, el papel, las encuadernaciones en piel o en cartón duro, las ferias del libro, el hallazgo de esa novela que llevabas años buscando, los autores que te cambian la vida con sus obras. Sólo me gustaría dedicarle más tiempo a la lectura, ya que entre todas mis aficiones apenas doy abasto. Por no hablar ya de lo que me cuesta ponerme a escribir, que es otra pasión que tengo más que relegada a un segundo plano.

3. Me encantan los comics. Durante gran parte de mi vida he sido lector de tebeos, desde los Don Mikis y los Mortadelos, pasando por Asterix, Tintín o Blueberry hasta llegar a los “pijamas” y el comic americano actual. Una prolongación del amor que siento por el medio, obviamente, se plasma en el coleccionismo de figuritas, postres, libros de ilustración, originales… El cada vez menor espacio libre de casa y el continuo gasto en Ebay son muestras palpables de mi compulsión coleccionista. ¡Que alguien me ayude!

4. Soy feliz cuando cualquiera de mis gatos, sin que les llame o les ofrezca nada de comida se acercan para recibir su dosis de mimo y dar su cariño en forma de lametones de gatete, o de ronroneos desaforados. No sé que haría sin ell@s la verdad.




5. Soy más feliz aún cuando estoy en compañía de los amiguetes, tomando una cerveza fresquita o un ron preparado y charlando, “arreglando el mundo” que decía mi padre con sorna. Siempre hay un momento, cuando quedamos, en que me parece estar escuchando la cancioncilla de Cheer’s, en traducción libre: Ir tirando hoy día te cuesta todo lo que tienes. Tomar un descanso de tus preocupaciones seguro que te ayudaría. Algunas veces tienes que ir donde todos conocen tu nombre, y se alegran de verte. Quieres estar donde puedas ver que nuestros problemas son los mismos, quieres estar donde todos conocen tu nombre.

Y no hablo del cine, que es una pasión que me acompaña desde esas sesiones de tarde con los Marx y Tarzán y el Prisionero de Zenda y John Wayne… Ni de la música y todos los momentos de solaz o de emoción que me ha proporcionado. Ni de los paseos nocturnos por la ciudad dormida, disfrutando de la paz y la tranquilidad. Ni… En fin, ya me entienden. Y llega el turno del pasapalabra, momento en el cual yo fastidio mayúsculamente a tres personas metiéndolas en el mismo embolado en que mr. Constantine me ha metido a mí. Disfruten ustedes. Los pringados estooo elegidos son:



miércoles, enero 17, 2007

Commissionando XXVII: Mike Grell

Como ocurriera en su momento con Tim Truman, Ed Hannigan o John Byrne, es hora de recibir aquí a un clásico del tebeo moderno (fíjense que ya hablo de clásicos cuando llevan más de tres décadas en el oficio), el señor Mike Grell. Autor conocido en España principalmente por su relanzamiento de Green Arrow en los 80, quizá vea próximamente editada en nuestro país su obra más personal, Jon Sable, Freelance. Tampoco estaría de más que Planeta editara un "cásicos" DC de la serie Warlord con las aventuras de Travis Morgan en la salvaje tierra de Skartaris o que alguien recuperara las planchas que dedicara a Tarzán. Pero como vivimos de realidades, por ahora nos contentaremos con estas commissions que Mike realiza a lápiz y óleo.









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martes, enero 16, 2007

¡Feliz cumpleaños, maestro!

Un espacio como este, que nació en buena medida a la sombra de su talento como director y buscando honrar su obra, no podía dejar de celebrar fecha tan señalada. ¡Feliz 59 cumpleaños, maestro!

No tarde demasiado en estrenar otra peli, que ya van seis añazos desde la última.


(Sonriente y feliz después de haber matado una vez más a Laura Palmer)

lunes, enero 15, 2007

Que sí, que sí, que es lunes

Y casi sin enterarme me planto al inicio de una nueva semanita laboral. El fin de semana se ha esfumado en un abrir y cerrar de ojos y volvemos a lo de siempre. Por lo menos los Reyes Magos de Oriente han venido llegando con retraso y desde el otro lado del mundo. Unos originales por aquí, unas trading cards por allá, y aún faltan un par de cosillas, pero en fin, que todo se andará.

Aquí os dejo la única ilustración que he podido encontrar acerca de ese proyecto de serie de animación sobre los Goonies que no llegó a buen puerto. Agradezcámosle a Peter Parker su comentario, que fue el que me lanzó tras la pista de esos diseños. Poco se aprecia, pero por lo menos están todos y bien caracterizados que es lo importante.

Y sigo dejándoles cositas, aquí una canción que parece haber sido escrita pensando en mí, o como mínimo en compulsivos ebuyers como el que suscribe. Cortesía de nuestro amigo Fran Constantine, que pensó inmediatamente en mí cuando vió el tubo correspondiente. Y parece mentira que me ría de estas cosas cuando hace menos de siete horas le estaba reventando a un comprador un maravilloso tríptico, quedándome justo con la página central. En fin, qué le vamos a hacer. Disfruten de la semana y recuerden, vayan por ellos antes que ellos vayan por ustedes.


The Ebay Song
Weird Al Yancovic

Yeah
A used ... pink bathrobe
A rare ... mint snowglobe
A Smurf ... TV tray
I bought on eBay

My house ... is filled with this crap
Shows up in bubble wrap
Most every day
What I bought on eBay

Tell me why (I need another pet rock)
Tell me why (I got that Alf alarm clock)
Tell me why (I bid on Shatner's old toupee) They had it on eBay

I'll buy ... your knick-knack
Just check ... my feedback
"A++!" they all say
They love me on eBay

Gonna buy (a slightly-damaged golf bag)
Gonna buy (some Beanie Babies, new with tag)
(From some guy) I've never met in Norway
Found him on eBay

I am the type who is liable to snipe you
With two seconds left to go, whoa
Got Paypal or Visa, what erev'll please
As long as I've got the dough

I'll buy ... your tchotchkes
Sell me ... your watch, please
I'll buy (I'll buy, I'll buy, I'll buy ...)
I'm highest bidder now

(Junk keeps arriving in the mail)
(From that worldwide garage sale) (Dukes Of Hazard ashtray)
(Hey! A Dukes Of Hazard ashtray)
Oh yeah ... (I bought it on eBay)

Wanna buy (a PacMan Fever lunchbox)
Wanna buy (a case on vintage tube socks)
Wanna buy (a Kleenex used by Dr. Dre, Dr. Dre)
(Found it on eBay)

Wanna buy (that Farrah Fawcet poster)
(Pez dispensers and a toaster)
(Don't know why ... the kind of stuff you'd throw away)
(I'll buy on eBay)

What I bought on eBay-y-y-y-y-y-y-y-y-y

viernes, enero 12, 2007

Las banderas de Clint Eastwood

John “Doc” Bradley sufre un infarto en las escaleras de su casa mientras llama a gritos a Iggy. Un medico acude a auxiliar a un herido en un tétrico, asolado y oscuro campo de batalla. Mientras atiende a su camarada un japonés le ataca, y el enfermero lo acuchilla. El médico termina de curar al soldado norteamericano mientras a sus espaldas el japonés expira. Tres soldados ascienden penosamente una colina sólo para descubrir cuando llegan a la cima que todo es un decorado en el interior de un estadio. Este es el fragmentario inicio de Banderas de nuestros padres, película narrada mediante flashbacks, estructurados a través de una serie de entrevistas realizadas entre los supervivientes de la compañía con la que Bradley cumplió servicio durante la II Guerra Mundial. Esa reconstrucción de los hechos permitirá a su familia comprender mejor el hombre que fue “Doc” y los lazos de amistad, y camaradería que entabló con aquellos que lucharon a su lado.


Tras el periodo de instrucción en una isla del Pacífico miles de soldados fueron enviados a tomar la isla de Iwo-Jima, al sur de Japón, con el objetivo de tener campos de aterrizaje próximos desde los que bombardear o lanzar tropas aerotransportadas a tierras niponas. Las tropas japonesas allí atrincheradas, cerca de 20.000 soldados, construyeron un intrincado sistema de túneles y cuevas con baterías de cañones y ametralladoras dispuestas a lo largo y ancho de la isla. El objetivo no era sino retrasar todo lo posible el avance estadounidense y provocar en el enemigo el mayor número de bajas posibles. Tras un sangriento y caótico desembarco una compañía es enviada a la cima del monte Suribachi para izar una bandera.

John Bradley fue uno de los soldados retratados en la célebre foto de dicha bandera, instantánea sacada en segunda instancia y casi al azar por el fotógrafo de la Associated Press Joe Rosenthal y que en seguida llamó la atención del Departamento de Guerra, del Servicio de Propaganda y del Departamento de Estado. Con motivo de rentabilizar la publicidad y vender bonos de guerra la Secretaría de Estado organizó una gira con tres de esos soldados, Bradley, el nativo americano Ira Hayes, y el risueño Rene Gagnon. A través de la multitudinaria gira por estadios y cenas benéficas de gala llegamos a ver de qué manera cada uno de ellos ha visto su vida afectada por lo que vivió, y cómo muchas veces aquello que cargamos en nuestra conciencia y nuestro recuerdo se resiste a quedar relegado al olvido. Una intensa reflexión acerca de la consideración social y política del concepto de héroe, y una patética mirada a la inhumanidad de la guerra.


El año no podía empezar mejor cinematográficamente hablando gracias al estreno de la penúltima película dirigida por Clint Eastwood, Banderas de nuestros padres. Basada en el libro biográfico escrito por James Bradley y Ron Powers, el proyecto fue largamente acariciado por un Spielberg cuya apretadísima agenda no le impidió ejercer de productor, dejando la tarea de dirección a Clint Eastwood. Lejos de ofrecer el típico panfleto ensalzando el ardor guerrero de una compañía de soldados sobre las arenas de Iwo-Jima, el tío Clint se la jugó decidiendo realizar no un film, sino dos, sobre dicha batalla, reflejando los puntos de vista de los dos bandos contendientes, norteamericanos y japoneses. El reparto de actores jóvenes, muchos de ellos con un gran parecido físico con los personajes reales a los que encarnan, ofrece una interpretación muy ajustada, y en muchos casos especialmente lograda, como es el caso del triplete protagonista, Ryan Phillipe, Jesse Bradford y Adam Beach, pero sin olvidar las intervenciones como secundarios de Jaime Bell, Barry Pepper, Neal McDonough o Paul Walker. Un hecho curioso es que muchos de ellos ya han intervenido en otras producciones bélicas como Salvar al Soldado Ryan (Pepper), Band of brothers (McDonough), Windtalkers (Adam Beach) o Death Watch (Bell). Sumémosle al conjunto una intimista partitura compuesta por el propio Eastwood -orquestada por su habitual Lennie Niehaus- y una fotografía ocre y deslucida obra del también habitual en sus últimas producciones Tom Stern, y tendremos una cinta que ganará con el paso del tiempo y de los sucesivos visionados.


Como ya he apuntado, no es Banderas… un film bélico per se, ya que sólo hay una escena centrada en los avatares guerreros de la compañía de soldados –si bien tremenda, la del desembarco-. El resto del film se reparte entre los recuerdos que los veteranos van contando a James Bradley –hijo de “Doc”- y la gira promocional que Hayes, Gagnon y Bradley realizaron a los largo y ancho de los EEUU rentabilizando su popularidad para vender bonos de guerra, necesarios para mantener la industria armamentística, en quiebra técnica a principios de 1945. Es a través de las reacciones de los tres soldados intentando comprenderse entre ellos y al resto del mundo, que los admira y agasaja como a héroes, que Eastwood construye su discurso sobre la falsedad de los iconos, la construcción de los mitos y la rentabilidad de las falsificaciones. Pese a lo que pueda parecer, no es una película demoledora en su contenido, ya que la historia que relata es de sobra conocida en su país, pero sí invita a la reflexión sobre el modo en que su país manda a generaciones enteras a matar y morir por medio mundo en aras de unos intereses cuanto menos oscuros –la charla con el representante del gobierno es clara: los soldados están de gira para vender bonos con los que mantener la guerra, la pescadilla que se muerde la cola-. Melancólica y pausada en la mayor parte de su metraje, terrorífica en otros, siempre interesante, Banderas de nuestros padres es una película que hay que ver, a la espera de completar este díptico con Cartas de Iwo-Jima. Por cierto, que si entre ambas películas se produce el cross-over que yo me figuro, alrededor del soldado Iggy (Jaime Bell), podemos estar ante una de las secuencias más tremendas del presente año. Casi espero que Clint no sea tan malo.


Para acabar, y como es habitual en mí, no quiero olvidar dos aspectos negativos, en mi opinión, acerca del film. En primer lugar, su indefinición temática -ya presente en el original literario- le hace oscilar entre Salvar al soldado Ryan en lo bélico (tanto en fotografía, como en montaje o ambientación se nota la sombra de Spielberg en la factura de la escena del desembarco) y Los mejores años de nuestra vida (William Wyler) en la difícil adaptación del soldado superviviente a la vida civil y en la más difícil aún autoaceptación de éstos por los hechos vividos en la contienda. Por otro, más grave que el anterior, ya que es un problema que lastra los veinte minutos finales, es la voz en off que se empeña en explicarnos todo lo que estamos viendo. La regla de oro del comic, para mí, debería aplicarse igualmente al cine, no digas con palabras lo que ya están expresando –y perfectamente además- las imágenes.

Pese a estos últimos detalles, cine con mayúsculas servido entre sangre, sudor y lágrimas por uno de los últimos clásicos de Hollywood.

miércoles, enero 10, 2007

Los 10 mejores comics de Tebelogs 2006

Me hago eco de esta iniciativa que ha contado con la participación de muchos espacios pertenecientes a Tebelogs. La pereza y la desidia que me acogotaron estas pasadas fiestas no me dejaron participar, las muy canallas, pero aquí tienen ustedes el ranking final de los diez mejores tebeos publicados en el 2006. Hay que decir que no se podían votar reediciones y que los participantes fueron cerca de 70 blogs, con lo que uno se puede hacer una idea de por dónde han ido los tiros.



1. Crisis de identidad, de Brad Meltzer y Rags Morales (Planeta DeAgostini)

2. Los muertos vivientes, de Robert Kirkman, Tony Moore y Charlie Adlard (Planeta DeAgostini)

3. Ice Haven, de Daniel Clowes (Mondadori)

4. Hulka, de Dan Slott, Juan Bobillo y Paul Pelletier (Panini)

5. Death Note, de Tsugumi Ohba y Takeshi Obata. (Glénat)

6. Stuck Rubber Babby, de Howard Cruse (Dolmen)

7. DC: The New Frontier, de Darwyn Cooke (Planeta DeAgostini)

8. Es un pájaro…, de Steven T. Seagle y Teddy Kristiansen (Planeta DeAgostini)

9. Capitán América, de Ed Brubaker y Steve Epting (Panini)

10. Los Invisibles, de Grant Morrison y otros (Planeta DeAgostini)


Personalmente me alegro mucho de que Crisis de Identidad haya gustado, y en breve -ahora que ya no hay posibilidad de reventarle a nadie la historia- dejaré por aquí una reseña de la historia, e igualmente me alegro de la confirmación de Walking Dead como una de las series más interesantes y apasionantes del mainstream actual. La otra gran obra de DC vista este año, La última frontera, ocupa un meritorio lugar, y destaca la aparición de ese experimento metaliterario que fue Es un pájaro... por encima de la finalización de la saga de Los Invisibles, pero para gustos, colores. Las dos entradas de Marvel no sorprenden en absoluto, ya que se trata de dos tebeos muy sólidos que han sabido coger elementos preestablecidos y jugar con ellos lo suficiente como para ofrecer tebeos frescos, divertidos e interesantes de leer. De la sección "gafapastosa" -y no lo digo en el sentido peyorativo, ojo- o del manga no puedo hablar, dado que no he leído ninguna de las obras. Cuatro obras de DC (dos de Vertigo), dos de Marvel, una de Image. No está mal el reparto ;)
Por cierto, me sorprende mucho que no haya aparecido el amigo Brian K. Vaughn con alguna de las series con las que nos ha venido deleitando a lo largo de este último año, y es que Ex-Machina o Y, El último hombre habrían estado entre mis votos a buen seguro.

martes, enero 09, 2007

Sketch-busters XXXVIII: George Perez (I)

Las primeras jornadas de Avilés a las que asistimos fueron especiales. El poder conocer de primera mano a gente como Paul Chadwick, John Ostrander o Jill Thompson fue un sueño hecho realidad como aficionados a la historieta que éramos -y seguimos siendo-. El pastel tuvo dos guindas, una de las cuales aún está por contar, pero desde luego, el colofón fue poder enganchar a George Perez el último día. El buen hombre se pasó todas las Jornadas dibujando, a grandes y pequeños, a diestro y siniestro. Dada nuestra bisoñez en el asunto -éramos vírgenes en las Jornadas, ya me entienden- no pudimos conseguir dibujo durante las mismas y el último día coincidimos con él en la Plaza Mayor. Enorme, sonriente y campechano, con toda amabilidad nos dibujó un sketch a Leti, a Pep y a mí. Comprenderán mi alegría ante la posibilidad siete años después -copón, ¡¡SIETE YA!!- de volver a charlar con este gran artista, de llevarle toneladas de tomazos para que me los firme y de volverle a felicitar por haber logrado convertir en icónicas e inolvidables dos de las muertes más recordadas de la Historia del Universo DC. ¿Saldrá el Absolute Crisis en Tierras Infinitas a tiempo para el evento?


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lunes, enero 08, 2007

Lunes cansino

¿Ya están todos ustedes por aquí de nuevo? ¿Escaqueándose unos instantes de sus apasionantes trabajos? ¿Perdiendo unos minutos vitales de estudio? Bienvenidos sean al comienzo ya en plenitud de funciones de un nuevo año que no ha podido comenzar mejor en cuanto a los temas que aquí solemos tratar se refiere. En el blog de Jorge Iván Argiz se nos han desvelado ya los primeros invitados confirmados para este 2007 a las Jornadas de Avilés. Nunca se puede dar como definitiva una lista a tanto tiempo vista, pero la posibilidad de volver a ver a George Perez o a Michael Avon Oeming, o la de "asaltar" a Gene Ha y Adi Granov resulta muy atractiva. Y ya avisa el bueno de Jorge que esto no puede sino mejorar, así que ya he hecho hueco en la agenda.

Por lo demás, ¿qué les puedo contar? Que afrontamos el inicio de todo este periodo que conoceremos como 2007 (el que más larga la tiene mas honda la me...) con ilusión y ganas renovadas de seguir al pie del cañón, leyendo buenos comics (esperemos que mejor traducidos y editados en general), viendo cine (aquí quito lo de "buen", porque honestamente, se ve de todo, bueno, regular y francamente malo) y leyendo algunas cosas muy apetitosas, alguna de las cuales dejará huella en este espacio, por cierto.

Y nada mejor, como suelo decir siempre, para comenzar esta semana que finiquitar el homenaje a los Goonies que realicé el sábado con el tema principal interpretado por Cindy Lauper, esa cantante que dominó las listas de venta y las pistas de baile hasta que cierta señorita de nombre artístico Madonna la desbancó de su trono.

Recuerden, vayan por ellos antes de que ellos vayan por ustedes, y sigan pasándose por aquí, esta es su casa.


The Goonies are good enough
Cindy Lauper

Here we are
Hanging onto strains of greed and blues
Break the chain then we break down
Oh it's not real if you don't feel it
Unspoken expectations
Ideals you used to play with
They've finally taken shape for us.

What's good enough for you
Is good enough for me
It's good enough
It's good enough for me
Yeah yeah yeah yeah yeah

Now you'll say
You're startin' to feel the push and pull
Of what could be and never can
You mirror me stumblin' through those

Old fashioned superstitions
I find too hard to break
Oh maybe you're out of place

What's good enough for you
Is good enough for me
It's good enough
It's good enough for me
Yeah yeah yeah yeah yeah

(Good Enough) for you
Is good enough for me
It's good, it's good enough
It's good enough for me
Yeah yeah yeah yeah yeah

Old fashioned superstitions
I find too hard to break
Oh maybe you're out of place

What's good enough for you
Is good enough for me
It's good enough
It's good enough for me
Yeah yeah yeah yeah yeah

(Good Enough) for you
Is good enough for me
It's good, it's good enough
It's good enough for me
Yeah yeah yeah yeah yeah

sábado, enero 06, 2007

Aquellos maravillosos años: Los Goonies

Los muelles de Goon (en Astoria, Oregón), zona residencial algo vetusta que ha conocido tiempos mejores, está en el punto de mira de unos especuladores inmobiliarios que pretender construir en su lugar una urbanización con campo de golf. Allí han vivido siempre los hermanos Mikey (Sean Astin) y Brand Walsh (Josh Brolin), hijos del conservador del museo de historia local, Bocazas (Corey Feldman), Data (Ke Huy Quan) y Gordi (Jeff Cohen). En sus correrías y travesuras juveniles han formado una pandilla muy unida en la que ellos se autodenominan Goonies, y que pronto dejará paso a una etapa nueva en otro lugar y en la que ya no contarán con la presencia de sus amigos. En el ático de la casa de los Walsh los muchachos encontrarán un antiguo mapa con las indicaciones necesarias para encontrar el tesoro de Willie "el tuerto", sanguinario pirata que asoló esas costas y que nunca fue encontrado. En un desesperado intento para conservar sus hogares Mikey, Bocazas, Gordi y Data eluden a Brand, encargado de cuidarles y se lanzan a la búsqueda del tesoro. En sus primeros compases se tropezarán con los Fratelli, clan de falsificadores de moneda compuesto por Ma (Ann Ramsey), Jake (Robert Davi), Francis (Joe Pantoliano) y Sloth (John Matuszak), un joven encadenado y deforme que es mantenido oculto por los demás. Ya sólo queda que al grupo de los Goonies se unan Stef (Martha Plimpton) y Andy (Kerri Green), animadora por la que Brand siente atracción.



A través de un sistema de túneles y cavernas plagados de obstáculos naturales, artificiales y trampas mortales, una de las cuales acabó en los años 30 con el caza-tesoros Chester Copperpot-, los Goonies deberán evitar además el acoso de los Fratelli y lograr así llegar hasta el tesoro pirata. Éste se halla a bordo del barco pirata de Willie "el tuerto" y custodiado por los cadáveres de toda la tripulación. El propio Willie preside la mesa del capitán, alrededor de la cual Los Goonies se reúnen y obtienen el fruto de sus esfuerzos. La irrupción de los Fratelli y una última trampa activada por éstos les obligará a huir sin el tesoro... Aunque, a pesar de todo, las gemas preciosas que Mikey guardará en su bolsa de canicas serán suficientes para que ninguna de las familias abandonen los muelles de Astoria, y no sólo eso, sino que los Goonies verán reforzados sus lazos de amistad y compañerismo y aumentadas sus filas con Andi, Stef y un Sloth que ha encontrado en Gordi a su mejor y verdadero amigo.



El grupo al completo con cara de asombro


Nada mejor que estructurar una cinta de protagonismo coral en torno a dos secuencias corales con todos los protagonistas de la película. Así, la cinta se abre con la fuga de Jake Fratelli de la cárcel y la huida del clan en todoterreno por Astoria. Uno tras otro se nos presenta a todos los Goonies, que ocupados en otras cosas se pierden el espectáculo. Sólo Gordi será testigo de la persecución y los disparos. En apenas una secuencia por personaje se nos describe a la perfección el carácter de cada uno de ellos: el ingenioso Data, cuyos inventos caseros no siempre funcionan como él desearía; la ruda pero coqueta Stef lavándose el pelo en pleno puerto mientras aparta un enorme cangrejo; la coqueta y típicamente risueña jefa de animadoras Andi; el no menos coqueto y desenvuelto Bocazas ayudando a su padre en una reparación que confunde el ruido de la persecución real con otra televisiva; el glotón y patoso Gordi, que aplasta una pizza y un batido contra el escaparate de unos recreativos ante la persecución que ve. Todo un ejemplo del buen hacer del equipo creativo de la película, ya que en apenas tres minutos se nos han presentado a todos los personajes de peso en el film: la mayoría de los Goonies y los villanos de la función. Los Walsh merecerán un poco más de atención en tanto que el peso de la acción se articulará en torno a ellos: Mikey será el soñador que les impulse y Brand el referente adulto que admirarán y al que seguirán llegado el caso. La otra escena coral se produce al final, el reencuentro de los Goonies con sus familias, y entendemos perfectamente dos cosas. Por un lado que esas familias de clase media forman a su vez una especia de subclase dentro de la sociedad norteamericana del momento, son unos midclass-goonies alejados de esos yuppies constructores que se reúnen en clubs de campo y quieren desplazarles de sus hogares. De tal palo, tal astilla, y así muchos de los rasgos de sus hijos ya están desarrollados en los padres. Por otro lado, la evolución de cada personaje se hace notoria, quedando claro que los muchachos que han salido de las grutas no son los mismos que entraron. El antaño inseguro Mikey arroja su aspirador contra el asma, Bocazas y Stef arreglan sus diferencias, Brand y Andi sellan su relación con un beso, a Gordi le llevan dos pizzas para que recupere el susto y el padre de Data intenta sacar una foto con su último invento con lamentables resultados. El triunfo de la amistad y la familia sobre la especulación, el desarraigo y la maldad personificada en los Fratelli y en las trampas de Willie.

Los Fratelli en plena huida


La película fue estrenada en 1985, amparada por el midas de Hollywood Steven Spielberg como productor. Fue dirigida por Richard Donner con su habitual competencia y ritmo, siendo capaz de manejar un reparto formado por niños y adolescentes. Gracias a su labor logró aunar la pura aventura juvenil con el despertar teen à la John Hughes, creando una película que aún hoy día puede ser disfrutada por la audiencia actual (de hecho, doy fe de ello, ya que en un reciente pase cinematográfico los chistes seguían provocando risas y las escenas de acción un más que meritorio silencio). No hay que restar mérito al guionista Chris Columbus, un autor en estado de gracia entonces que encadenó consecutivamente los guiones de Gremlins, Goonies y Young Sherlock Holmes, y que convirtió el argumento que le proporcionó Steven Spielberg en un sólido libreto que manejaba con humor los tópicos del cine de aventuras y dejó algunas secuencias magníficas para el recuerdo. A bote pronto me vienen a la cabeza varias: el abrazo de los hermanos Walsh en el porche, entristecidos ante su inminente marcha de Astoria, la secuencia en el pozo de los deseos donde Bocazas explica porqué coge una de las monedas, "SU" moneda, toda la escena del barco empezando por la charla entre Mikey y el pirata muerto y terminando con la espectacular aparición de Sloth y del "capitán" Gordi, o ese plano final en el que el barco pirata surca los mares una postrera vez, afrontando libre el que será su último viaje. A modo de anécdota decir que Richar Donner prohibió que ninguno de los Goonies viera el barco antes del rodaje, para sí lograr una genuina reacción de éstos ante el impresionante decorado construido a tamaño real y con un detallismo asombroso. La guinda del pastel la aporta Dave Grusin, compositor prestigioso y solvente que se aparta aquí de su linea habitual de producciones "serias", y realiza un score soberbio en el que aúna los momentos de intimista melancolía, con las melodías cómicas y los temas de claro aliento épico. Una de mis bandas sonoras favoritas de la época junto con la de Regreso al futuro (que Cuatro emitió ayer mismo como regalo de Reyes. ¡Esa cadena me va a sepultar en un pozo de nostálgica melancolía!)

Aunque la crítica no fue precisamente benevolente con las bondades cinematográficas de esta producción para toda la familia, sí tuvo gran éxito de público, y su posterior edición en video y los sucesivos pases televisivos no hicieron sino acrecentar el número de seguidores o fans de los Goonies. Su presencia en el ámbito de los videojuegos o las numerosas camisetas confeccionadas con motivos de la película o basados en ella son clara muestra de la pervivencia de los Goonies como mito de la cultura contemporánea. Recientemente se editó una edición especial en DVD que incluye una serie de extras jugosísimos, como el video completo de Cindy Lauper "Goonies R Good Enough" o escenas eliminadas como la del ataque del pulpo a Data en la laguna subterránea. Esta escena, delirante y ridícula donde las haya, culmina con el monigote que hace de pulpo meneando unos tentáculos de plástico al ritmo de la canción "Eight arms to hold you" que escucha por los auriculares que Data le ha encasquetado. De ahí que la frase final de Data a los periodistas "Lo peor fue el pulpo" no era una exageración del muchacho sino un fallo de racord. Otra lindeza que nos permite descubrir el DVD es que la asistenta de los Walsh es hispana, y que lo que este chapurrea es castellano y no italiano, como en la versión doblada. Pero la guinda del pastel a esta edición es la reunión del casting original tres lustros después del estreno del film junto al director Richard Donner. Todos juntos realizan un comentario de la cinta que sin los necesarios subtítulos en castellano se pierde irremisiblemente para aquellos que -como es mi caso- se pierden sin esa muletilla.


El reparto de los Goonies en 2001. El tiempo pasa y no perdona, pero me reconocerán ustedes que Gordi ha mejorado un montón

Pese a tratarse de una película de aventuras que no cuenta con elementos sobrenaturales ni eminentemente fantásticos, el tono fantasioso de las aventuras de los Goonies, así como de algunos escenarios -caso de las cavernas o el barco pirata- hace que en más de una ocasión creamos estar viendo un auténtico cuento para niños en el que se nos narran las peripecias de estos osados cazadores de tesoros. Algún que otro elemento oscuro salpica el relato, pero lejos de suponer una abierta contraposición entre realidad y fantasía, esos bocados de cruel realidad son salvados con un sanísimo sentido del humor: las situaciones con el cadáver en la nevera de los helados o el intento de torturar a Gordi, el modo en que se nos presenta a Sloth es propio de las películas de terror para luego pasar al gag de las chocolatinas -nuevamente con Gordi-. Superando ese tono, hay una serie de momentos "serios", subrayados por un hermoso leit-motiv del compositor Dave Grusin, a lo largo de la epopeya aventurera de andar por casa de los Goonies, y son cuatro momentos muy concretos: el arranque de la aventura en el ático de los Walsh mientras se cuenta la historia de One-Eyed Willie; el hallazgo del cadáver de Chester Copperpot, que les hace ser conscientes por primera vez de que están poniendo en juego sus vidas en pos de un sueño, acaso imposible; la secuencia del pozo de los deseos, hermosa paráfrasis de la perdida de inocencia de la infancia y el paso al desencanto rabioso de la adolescencia y al tiempo confirmación de la constitución definitiva de la formación al completo del grupo, cuando Andi y Stef rechazan marcharse con el pijo Troy; la conversación de Mikey con Willie a bordo del barco pirata, en el que aquel considera al corsario el primer Goonie. La sensación que deja finalmente la película, con el plano del navío dirigiéndose hacia el horizonte -como si su destino final fuese el País de Nunca Jamás- es la de haber visto un cuento, una bonita fábula que nos muestra la evolución moral, intelectual o sentimental de sus protagonistas pero que no va más allá, ni lo pretende. Poco importa si la amistad de Gordi y Sloth no pasará del instituto, o que Andi y Brand acaben divorciados y peleándose por la casa, o que Data acabe matando accidentalmente a alguien con uno de sus inventos. Lo que importa en esa escena final de la reunión con las respectivas familias es que los Goonies han triunfado, han mantenido su mundo intacto, su amistad a salvo y sus hogares vivos. Todos ellos han quedado congelados en ese momento, y siempre estarán allí, en los muelles de Goon, eternamente jóvenes. Sólo hace falta enchufar el DVD y volver a vibrar con las aventuras de esta pandilla.





El trailer cinematográfico de la película tal y como se presentó hace 21 añitos


Tres detalles de frikismo cinéfilo para terminar:

Cuando Sloth se abre la camiseta y deja ver el símbolo de Superman suena el famoso tema compuesto por John Williams. Recordemos que Donner dirigió Superman y que no ha sido hasta este año que su Superman II ha podido ver la luz.

El personaje de Data siente una malsana pasión por los gadgets al estilo Bond. La broma se refrenda con el famoso tema de James Bond y con la pulla que le dirigirá uno de sus amigos cuando falle uno de sus inventos: "Cero cero negativo".

Cuando el sheriff habla con Gordi menciona una de las tolas de éste sobre animalillos que se multiplican cuando entran en contacto con el agua. No hace falta decir que el año anterior Columbus había escrito el guión de Gremlins.

viernes, enero 05, 2007

Galería de originales VII: Shawn Martinbrough

Estoy intentando superar el sindrome de stress post-traumático que supone reincorporarse al trabajo con el 70 % de la plantilla de vacaciones para escribir algo a ritmo normal, pero no hay manera. En un futil y desesperado intento porque ustedes, fieles lectores, no olviden que esta es su casa, añado hoy un nuevo original a su galería correspondiente, y les advierto que tengo entendido que los Reyes Magos van a visitar esta noche mi casa con un post muy especial, una nueva entrada de Aquellos maravillosos años.
Vamos con la página de hoy, la última del número 33 de la actual colección de Green Arrow, escrito por Scott Beatty y dibujado por Shawn Martinbrough a los lápices y Mark McKenna en la tinta. No es el único original de mi colección firmado por Mark, ya que adquirí varios que obraban en su poder. Página sencilla y sin alardes para un número repleto de nostalgia por la Edad Dorada que merece muy mucho la pena. El estilo sencillo y con gusto por los claroscuros acentuados encaja perfectamente en el conjunto de la serie, en la cual Phil Hester ha dibujado la mayoría de números.

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