miércoles, mayo 28, 2008

La Brigada de la Gabardina: Los cuatro magos del apocalipsis

En el año 1990 veía la luz la serie en formato prestigio The books of magic, en la que Neil Gaiman presentaba al personaje de Tim Hunter, un niño de doce años destinado a convertirse en el mago más poderoso del universo. Antes de decidir si aceptar o no esa responsabilidad, y de la mano de unos lazarillos peculiares, Timothy recorrería a lo largo, ancho y profundo todos los reinos, planos y universos relacionados con la magia del Universo DC. El Fantasma Desconocido acompañaría a Hunter en un recorrido a través de la historia mágica del mundo, mientras que John Constantine le presentaría el panorama contemporáneo de magos, hechiceros y demonios y el estado de cosas en aquel momento. El Doctor Occult acompañaría al muchacho por reinos de otros planos como Faerie y finalmente el ominoso mago ciego Mr. E le llevaría por un viaje al porvenir mágico que les conduciría a ambos hasta el fin mismo del tiempo. De esta miniserie de cuatro números con guiones de Neil Gaiman y arte de John Bolton, Scott Hampton, Charles Vess y Paul Johnson surgiría un universo más cohesionado y coherente que emplear en las colecciones Vertigo como Sandman, Dreaming o Hellblazer y que a su vez daría lugar a la cabecera mensual Books of Magic, publicada entre los años 1994 y 2000 (75 números), y a la serie Books of Magic: Life during wartime (2004-2005, 15 números).


Pero realmente no es este el asunto que nos ocupa, sino una serie limitada derivada de uno de los diálogos de la serie original en el que John Constantine aludía a la "Carga de la Brigada de la Gabardina" -doble broma haciendo referencia a la Brigada Ligera y su carga suicida inmortalizada por Tennyson y al similar atuendo que comparten todos ellos- refiriéndose a la necesidad de que los cuatro seres con habilidades místicas actuaran conjuntamente como presuntamente ya lo habrían hecho en otras ocasiones para afrontar amenazas de índole sobrenatural o mágico. De ese concepto, apenas mencionado en un par de líneas de diálogo nace la idea de una historia que reuniera de nuevo a estos personajes, con toneladas de actitud y carisma, y que aprovechara el tirón comercial de por lo menos uno de ellos, el de John Constantine, protagonista mes a mes de la serie Vertigo más longeva y que salvando algún que otro leve bache de calidad ha ofrecido al aficionado historias memorables y sagas bien escritas a cascoporro. Así pues, la publicación en el año 1999 de la serie The trenchcoat brigade por parte de DC quedó como una espinita clavada en mis compras pendientes, ya fuera vía Previews o Milehighcomics.



Sólo han tenido que pasar nueve años y tres editoriales para que finalmente esta serie vea la luz en España, y eso pese a contar con un personaje tan popular como Constantine y a pertenecer a un sello que ha gozado de aceptables ventas en nuestro país, pese a las continuas reediciones del mismo material. Los autores de la miniserie fueron el guionista John Ney Reiber (guionista de una larga etapa de Books of Magic o de los números del Capitán America ilustrados por Cassaday), el dibujante John Ridgeway (inolvidable en el arranque de la serie Hellblazer plasmando en imágenes los enfermizos y terroríficos primeros guiones de Jamie Delano) y Glenn Fabry pintando unas impactantes y espectaculares portadas.

La historia nos lleva a un futuro Nueva York devastado en el que un cosaco ebrio deambula entre los restos, mientras Mr. E (de vuelta de un paseo de más de un millón de años desde el fin del tiempo) intenta localizar a un ruso para clavarle una estaca en el corazón por motivos desconocidos. Mientras, en el presente Occult y el Fantasma Desconocido contactan con John Constantine para localizar a E, que ha vuelto a hacer acto de presencia en su tiempo. Para su sorpresa, se encuentran con alguien completamente diferente del obseso maníaco religioso que pretendió acabar con la vida de Tim Hunter en el fin de los tiempos. En el presente E adopta la personalidad de Eric, un invidente bondadoso, que les advierte de un futuro terrible provocado por la entidad conocida como Miseria. La Brigada de la Gabardina emprende entonces un viaje en el tiempo y en el espacio (al Nueva York futuro y a la Rusia de siglos pretéritos) en el que cada uno de ellos deberá afrontar sus miedos internos provocados por el remordimiento y la pena, poderosas armas que Miseria, relacionado íntimamente con Constantine, empleará en su contra. Al final, entre todos tendrán que emplearse al máximo para discernir la verdadera naturaleza del mal e impedir, si no su gestación, si por lo menos la culminación última de sus planes de destrucción.


La lectura de este tomo ha resultado ser una pequeña decepción, en gran medida provocada por las altas expectivas puestas sobre una historia que no deja de ser coyuntural, realizada para aprovechar el tirón de los personajes por separado y que peca de un desarrollo un tanto atropellado e inconexo que no permite al lector empatizar en modo alguno con los personajes o las situaciones. El uso por parte de Reyber de elementos de la mitología eslava (espíritus del bosque -leshy-, ojo del mundo, cosacos centenarios) y el querer introducir a un nuevo miembro de la dinastía maldita de los Constantine se saldan con cierta confusión para el lector, que carece de elementos reconocibles para seguir la historia adecuadamente, hasta el punto de que finalmente a uno le importa tres puñetas cómo demonios van a salir del embolado mágico Occult, Desconocido, E y Constantine. Igualmente, la caracterización de los personajes resulta muy esquemática y casi funcional, siendo una pena que un personaje como nuestro bastardo inglés favorito sea apenas una pálida sombra de sí mismo. Quedan, eso sí, algunos apuntes que hacen llevadera la lectura como la inmersión de cada personaje en el peor remordimiento de uno de sus compañeros o el repulsivo origen de la primordial criatura que amenaza con devorar el mundo, a la altura de lo que se espera de un comic de estas características. En suma, que si son ustedes tan completistas como un servidor en lo referente al universo Hellblazer, no duden en comprar este tomo. Los demás, y salvo los fetichistas de la gabardina, me temo que quedarán muy decepcionados.

2 comentarios:

Jaime Sirvent dijo...

Vaya, ¡qué recuerdos los de la miniserie de Gaiman!, la de Libros de la magia. La leí en su momento en esos tomitos prestigio de zinco que todavía conservo. No he leído las series posteriores porque me pilló en mis años oscuros en los que abandoné los tebeos, ya me pondré al día, un abrazo.

Plissken dijo...

A mí me la dejó un amiguete años ha, y varias veces, ya que la leí y la releí en varias ocasiones. Aproveché la reedición de Planeta para hacerme con ella y volver a disfrutar con Harry Pot... estooo con Tim Hunter. Eso sí, del personaje en solitario no he leído absolutamente nada más... Sí, habrá que ponerse al día aunque solo sea por el dichoso completismo :D
¡Un saludo!

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