viernes, agosto 29, 2008

Homenaje a Mike Wieringo: ¿Y si estos fueran los Cuatro Fantásticos?

En los años 90 y durante la etapa en que fue guionista de la colección de Los Cuatro Fantásticos, Walter Simonson introdujo un equipo sustituto que suplió temporalmente a la primera familia Marvel durante los números 347 a 349. Los héroes que salvaron la situación en aquel momento fueron Lobezno, Spiderman, Hulk (gris y listo) y el Motorista Fantasma. Además de la interesante premisa aquellos números fueron dibujados por Arthur Adams y son una especie de clásico para los lectores Marvel, por lo que el año pasado se decidió dedicar un What If a ese momento preciso. Partiendo de la premisa de que Sue, Reed y Johnny hubiesen muerto y Ben hubiese perdido definitivamente sus poderes, ¿y si esa formación coyuntural hubiese decidido mantener vivo el legado de los Cuatro Fantásticos y hubiesen permanecido como equipo habitando en el edificio Baxter? Con unas sanas dosis de humor y un desarrollo repleto de guiños a la continuidad de los personajes y a su galería de secundarios y supervillanos ese What If fue escrito por Jeff Parker y comenzado a dibujar por Mike Wieringo. Desgraciadamente, la inesperada muerte del dibujante dejó el especial en el limbo, con tan solo 9 páginas dibujadas.



En un gesto que le honra, Marvel donó los derechos de la historia a la asociación Hero Initiative que editó el comic de homenaje What If? The Fantastic Four Tribute to Mike Wieringo. Para completar el guión de Jeff Parker y finalizar la historia iniciada por Wieringo se contó con un plantel de dibujantes de vértigo (Arthur Adams, Paul Renaud, Stuert immonen, Cully Hamner, Alan Davis, Casey Jones, David Williams, Sanford Greene, Humberto Ramos, Skottie Young, Mike Allred, Barry Kitson, Karl Kesel), que se encargaron de ilustrar una o dos páginas. Por si no resultara suficientemente impresionante la lista de autores que ayudaron con su arte a homenajear a un amigo y colega, el comic se completa con una serie de sentidostextos de recuerdo y tributo a Mike, empezando por su hermano Matt y siguiendo por Chuck Wojtkiewicz, Scott Hampton, Mark Waid (con quien el dibujante mantuvo una prolífica relación artística y laboral a lo largo de los años), Jeff Parker, Richard Case,Todd Dezago (otro de sus colaboradores habituales y cocreador de la serie Tellos).


Como comenté el lunes este es un tebeo que hubiese deseado siquiera que existiese, al menos en esta forma, pero que demuestra que dentro de la industria aún queda un hueco para el recuerdo de las amigos perdidos y para las buenas causas. Si los beneficios de la venta de este tebeo ayudan a la familia de Mike o a la de artistas que pasan por momentos de necesidad, bienvenido sea. Y si sirve a modo de memorial y homenaje a un gran dibujante y, por lo que nos dicen sus amigos y compañeros de trabajo, mejor persona, un servidor lo menos que puede hacer es contribuir en la medida de lo posible a honrar su recuerdo. Y esta misma noche comienzo a releer sus números para Flash. Toma serendipia.

miércoles, agosto 27, 2008

Hancock: Un héroe mejor

John Hancock (Will Smith) vive en la ciudad de Los Angeles como un vagabundo más, sin preocuparse de su higiene o de su alimentación y bebiendo ingentes cantidades de alcohol que convierten su vida en una resaca perpetua. Su mal genio y sus malos modales no le granjean la simpatía de sus conciudadanos y cualquier intento de ayudar a la comunidad se salda con resultados que van de lo catastrófico a lo nefasto. Nada de eso sería especialmente relevante si no sucediera que Hancock posee poderes sobrehumanos. Puede volar, es invulnerable y su fuerza no tiene límites, con lo que sus descontroladas acciones contra criminales o desastres naturales suelen provocar millones de dólares en daños que el consistorio de Los Angeles paga a regañadientes y los ciudadanos sufren cada vez con menos paciencia.


La existencia de Ray Embry (Jason Bateman) dista también bastante de ser perfecta. Presentado como el Bono del marketing, Ray centra sus esfuerzos en popularizar una marca de imagen con fines altruistas que intenta asociar a las grandes compañías para que estas compartan parte de sus beneficios con organizaciones benéficas o causas nobles. Los intentos de Ray de llevar algo de humanidad y generosidad al mundo empresarial se saldan con un fracaso tan sonoro como el de Hancock a la hora de emplear sus poderes para hacer el bien, y ambos son vistos como verdaderos leprosos, el primero en el seno de la comunidad empresarial corporativa, y el segundo en el marco de la humanidad. Pero el destino jugará a favor de ambos cuando un inoportuno accidente una los destinos de Ray Embry y de John Hancock, y el primero decida agradecer al superhombre su ayuda realizando una campaña de limpieza de imagen. Los consejos de Ray y el contacto de Hancock con la familia Embry (Charlize Theron y su adorable retoño) ayudarán al único ser sobrehumano que existe sobre la faz de la tierra a averiguar sus raíces y a encontrar un propósito a su existencia.


Hancock es una de esas películas que los estudios han venido desarrollando a lo largo de los últimos años alrededor del concepto de superhéroe, con múltiples guiños y homenajes al universo de los tebeos pero desarrollando conceptos relativamente originales para la gran pantalla. Películas como Mi super ex-novia, Jumper, Sky High, Mistery Men, Los Increíbles o El protegido han indagado en torno al concepto de superhéroe con desiguales resultados y salvo la última de ellas casi siempre desde la perspectiva de la comedia. Partiendo de esa idea que está a medio camino entre el homenaje y la parodia, Hancock no niega su carácter de producción de estudio típicamente veraniega, cuya principal intención es la de hacer dinero sin adornarse con excusas baratas o ínfulas artísticas desmesuradas. Tanto productores (Akiva Goldsman -alejado de los guiones, gracias a Dios- y Michael Mann entre ellos) como director (un Peter Berg más acomodaticio que el que debutara con Very Bad Things pero más eficaz que el que dirigiera The Kingdom) y actores (la trinidad Smith-Theron-Bateman) son conscientes de estar realizando un producto efímero, de temporada, pero no por ello bajan los brazos, e intentan ofrecer, cuando menos, un genuino espectáculo que entretenga al espectador.


La película parte de una campaña publicitaria bastante dilatada y extensa, y personalmente tenía miedo de que ya me hubieran contado la película en los trailers. Afortunadamente para todos, si bien los momentos cómicos sí habían sido bastante explotados en avances y spots, el guión oculta el desarrollo de la trama a la perfección, con lo que se puede decir que los trailers contaban en detalle la primera media hora de película, dejando espacio para la moderada sorpresa y para el desarrollo de una trama que, aunque pueda parecer previsible, resulta entretenida y bien plasmada en imágenes. Como me niego a revelarles nada de la sorpresa o sorpresas que Hancock reserva a su audiencia, me centraré en destacar algunos de los aspectos que me gustaron lo suficiente como para escribir estas líneas. Para empezar, hay que agradecer un metraje ajustado que no intenta estirar el chicle. Hay la cera que arde y no tiene sentido alargar la trama más que los ochenta minutos necesarios para conocer la historia de Hancock y la familia Embry. Igualmente se rehuyen algunos tópicos como la necesidad de buscar una némesis a la altura del héroe con origen rocambolesco. Las reglas de la película son bastente claras en ese aspecto y realmente muestra más de un punto de contacto con El protegido, al mostrar desde una perspectiva realista aunque en tono de comedia, a ratos chusca, a ratos más chusca qué sucedería sin en un mundo como el nuestro un tío superfuerte actuara como un macarra de playa malhumorado y con poco sentido de la responsabilidad.


Con un desarrollo realmente ameno que hace volar el metraje y un agradecido convencimiento por parte de los protagonistas a la hora de componer sus personajes, todos ellos resultan creíbles en sus papeles. Will Smith como siempre se reserva la parte del león, con su héroe chulo, macarra, malhablado y capullo pero que en el fondo únicamente reacciona ante un sentimiento terrible de soledad y desarraigo. Jason Bateman interpreta con su convicción habitual al middle guy al que nos tiene acostumbrados en Arrested development o Juno, y al igual que en estas muestra una más que agradecida contenida vis cómica, mientras que Charlize Theron está perfecta en un papel aparentemente desagradecido como el de madre de familia. Igualmente efectivo es el tramo final de la película, el clímax espectacular y emotivo, en el que Hancock hace suyo el principio eterno de un gran poder conlleva paparruchas. Rodado con garra y con considerables dosis de tensiçon, por unos momentos la película se acerca más a El protegido que a Mistery Men y adquiere una dosis -mínima, no se preocupen- de trascendencia épica que deja las espadas en todo lo alto.

martes, agosto 26, 2008

El baúl de Plissken: Commissionando: Renato Guedes

Esta es una de las secciones que cuenta con más entradas. Al principio se escribia sola, dada la enorme cantidad de autores dedicados a este menester. Ahora, cuando ya han aparecido más de setenta dibujantes por ella, ya cuesta un poco más seleccionar dibujantes que de verdad merezcan la pena y que cuenten con ejemplos espectaculares a la vista para ilustrar su labor. Renato Guedes es uno de esos artistas cuyo trabajo habla por sí mismo, y de qué manera, con un acabado técnico perfecto y unos resultados realmente hermosos. Además, la publicación del post me deparó una de esas gratas sorpresas que alimentan el ego del blogger aficionado que se dedica a esto por amor al arte, y es que gracias a la magia de Google el propio Renato había descubierto el blog y se tomó la molestio de mandar unas lineas por correo agradeciendo la difusión dada a su trabajo. Un detallito como ese ya justifica por sí sólo la sección. Tampoco está de más recordar a un autor que pronto estará de actualidad en nuestro país gracias a su etapa en Superman y volver a subir unas ilustraciones que me siguen pareciendo realmente tremendas. Y además, por si todo lo anterior no resultase suficiente, amplío la galería con dos commissions más: una sensual vampirella y un majestuoso Catman, recuperado recientemente en la adrenalínica Seis Secretos y aquí plasmado condenadamente bien.

Retomamos esta sección que las últimas dos semanas se dedicó en repasar las commissions que el año pasado entraron a formar parte de mi modesta colección y lo hacemos con un dibujante brasileño cuyo prometedor trabajo publicitario y conceptual al poco de finalizar sus estudios de arte le valieron diversos contratos para trabajar en los Estados Unidos, primero realizando adaptaciones de series televisivas como Stargate o 24 y posteriormente firmando un contrato en exclusiva con DC para la que ha trabajado en varias colecciones relacionadas con el Hombre de Acero (entre ellas la que adapta la serie televisiva Smallville). Otros proyectos que se han beneficiado de los limpios y dinámicos lápices de este joven brasileño han sido el spin-off surgido de Crisis Infinita, OMAC o un arco argumental de la serie Supergirl. Renato Guedes, pues no es otro el dibujante al que hoy dedicamos esta sección, realiza commissions ocasionalmente con resultados tan espectaculares como los que podéis comprobar en las ilustraciones que acompañan a estas líneas y que a buen seguro hacen las delicias de sus afortunados propietarios. La representación de Guedes corresponde a la página Comic Art Ink, que representa a otros artistas brasileños como Joe Prado, Adriana Melo o Joe Bennet. Junto a una selección de arte original en venta con páginas de series como Brave New World, OMAC, Supergirl o Action Comics podemos encontrar la sección de commissions, en la que junto a un album de ilustraciones digital que muestra el buen hacer de Renato en casi todos sus encargos aparece la lista de precios de los mismos, que van desde los 120 dólares por un sketch de convención a lápiz de un personaje con fondo mínimo hasta los 350 dólares que puede costar una ilustración entintada y con aguadas. Termino ya mi cháchara insustancial y les dejo con unas preciosas ilustraciones que muestran a una regia Wonder Woman, una letal Viuda Negra, una Gata Negra mejor acompañada que nunca, un Capi en faena acompañado por Sharon Carter, una explosiva ilustración con la Legion de Super-Heroes que no se imaginan ustedes la envidia que me da y cerrando este festival los Mejores del Mundo dispuestos a enfrentarse a quien haga falta.
















lunes, agosto 25, 2008

Lunes para correr, lunes para avanzar

Poco a poco nos vamos acercando ya al fin de la temporada vacacional por excelencia, a la reincorporación de todos a sus respectivos lugares de trabajo o de estudio, al clima suave y melancólico del otoño. Pero a medio camino de todo eso y a tan sólo dos semanas de distancia se encuentran las Jornadas del Comic de la Villa de Avilés, una cita ineludible para el que suscribe estas lineas y las auténticas vacaciones de verano de los últimos cuatro años. Conforme se vaya acercando aún más la fecha dedicaré alguna entrada a comentar cartel e invitados, como suelo hacer cada año, pero por el momento, me gustaría compartir con ustedes las enormes ganas de volver a sentirme en casa y entre amigos a 904 kilómetros de mi hogar habitual.

Para suavizar los nervios de la espera, una buena dosis de asfixia laboral, una pizca de lecturas a elegir entre el montón de comics atrasados, y una ración casi diaria de actualizaciones de este vuestro blog amigo. Esta semana despediremos la sección del Baúl de Plissken rememorando un commissionando que me reportó una sorpresa bastante agradable en su momento, al que acompañará una página original de mi modesta colección, la reseña de un tebeo que me hubiese gustado que ni siquiera hubiese llegado a existir dados los motivos que impulsaron a su publicación y el repaso a la película Hancock, que vista con cierto retraso y tras decenas de reseñas y comentarios en la red aún no creo que escondiera en su trama un par de sorpresas no arruinadas por spoilers inoportunos. Para más adelante espero seguir con el repaso a la serie Universo DC: Flash, cuyo primer tomo fue comentado desde la subjetividad más imparcial y desde la devoción más objetiva.

Para romper un poco el sopor y la tranquilidad con la que afronta un servidor esta semana, en la que los últimos veraneantes van recogiendo sus bártulos y regresando poco a poco y las televisiones deben buscar otras noticias que no tengan que ver con oros, platas y pasos de salida, nada mejor que una canción del Boss que sirvió de inspiración para el título del Año Uno de Flash. Vuelvan cuando el calor y el sopor se lo permita, y como siempre les digo, tengan mucho cuidado ahí fuera. Y ya sin más dilación, con todos ustedes, Nacido para correr. ONE TWO THREE FOUR...



Born to run
Bruce Springsteen

In the day we sweat it out in the streets of a runaway american dream
At night we ride through mansions of glory in suicide machines
Sprung from cages out on highway 9,
Chrome wheeled, fuel injected and steppin out over the line
Baby this town rips the bones from your back
Its a death trap, its a suicide rap
We gotta get out while were young
`cause tramps like us, baby we were born to run

Wendy let me in I wanna be your friend
I want to guard your dreams and visions
Just wrap your legs round these velvet rims
And strap your hands across my engines
Together we could break this trap
Well run till we drop, baby well never go back
Will you walk with me out on the wire
`cause baby Im just a scared and lonely rider
But I gotta find out how it feels
I want to know if love is wild, girl I want to know if love is real

Beyond the palace hemi-powered drones scream down the boulevard
The girls comb their hair in rearview mirrors
And the boys try to look so hard
The amusement park rises bold and stark
Kids are huddled on the beach in a mist
I wanna die with you wendy on the streets tonight
In an everlasting kiss

The highways jammed with broken heroes on a last chance power drive
Everybodys out on the run tonight but theres no place left to hide
Together wendy well live with the sadness
Ill love you with all the madness in my soul
Someday girl I dont know when were gonna get to that place
Where we really want to go and well walk in the sun
But till then tramps like us baby we were born to run

sábado, agosto 23, 2008

Universo DC Flash 1: Nacidos para correr

Aunque los artículos que acompañan el tomo resumen bastante bien la situación de la colección de Flash en el momento en que Mark Waid llegó para hacerse cargo de la misma, nunca está de más hacer un breve resumen de las andanzas de nuestro velocista favorito. El número uno de la serie dedicada a Flash III vio la luz en 1987, y fue una de las consecuencias directas del relanzamiento del universo superheróico de DC tras Crisis en Tierras Infinitas y Legends. Wally West, sobrino del difunto Barry, decide adoptar el uniforme y el nombre de su venerado tío, quizá el héroe más grande del UDC. Los encargados de iniciar la carrera fueron Mike Baron y Jackson Guice, y por lo poco que hemos podido leer en España queda bastante claro que ambos establecieron un tono oscuro, acorde con los tiempos de héroes de mandibulas apretadas y aventuras extremas que empezaban a popularizarse en aquellos años. La velocidad de Wally había disminuido drásticamente, ganaba el gordo de la lotería y los villanos con los que se enfrentaba dejaban de ser coloristas y entrañables y se convertían en psicópatas celosos, organismos mecánicos asesinos o velocistas soviéticos con aviesas intenciones. Tras catorce números Baron abandonó la colección (Guice lo había hecho unos números antes siendo sustituido por Mike Collins) y el nuevo equipo creativo llegó con voluntad de permanencia.


El guionista William Messner-Loebs se mantuvo hasta el número 61, mientras que el dibujante Grag LaRocque aún trabajaría un año más dibujando los guiones de Waid y despidiéndose por todo lo alto con una de las mejores sagas protagonizadas por Wally West. Pero no adelantemos acontecimientos. La etapa de Loebs es todavía más desconocida en España que la anterior, y únicamente se publicaron un par de episodios en una miniserie pupurrí que Zinco editó a principios de los 90 con motivo del 50 aniversario del personaje. La serie incluía los Secret Origins de los tres Flash históricos y la recreación de Grant Morrison y Mike Parobeck del mítico Flash de dos mundos que supuso el primer encuentro de Barry Allen con su modelo Jay Garrick. De la etapa de Messner-Loebs únicamente incluyeron dos números, curiosamente ambos de tono marcadamente humorístico, quizá para acomodar al personaje a la visión que entonces ofrecía por sus colaboraciones con la JLE.


Para la editorial había llegado la hora de dar un cambio a la colección, y el elegido para hacerlo fue Mark Waid un hombre de la casa que ejercía labores de editor y cuyo conocimiento de la historia de los personajes de la editorial era legendario -además de ser lo que comúnmente llamamos uno de los nuestros o cocinero antes que fraile, esto es, lector y coleccionista antes que profesional, como se puede comprobar echando un vistazo a su estudio de trabajo-. Y para comenzar, nada mejor que ir hasta el inicio de todo el asunto, hasta el proverbial Año Uno de Wally West. Así, Flash: Born to run (Flash 62-65) es un cuento que nos devuelve a la Edad de Plata y nos permite volver a disfrutar del origen del personaje desde la perspectiva de hoy día sin necesidad de reboots o ultimatizaciones. El joven Wally West vive en Blue Valley y es el presidente y miembro más activo -y único- del club de fans de Flash en su localidad. Ante las continuas riñas hogareñas, sus padres le envían a pasar un tiempo con su tía Iris West en Central City. Allí conocerá al tímido y aburrido novio de esta, el químico criminalista Barry Allen. Lo que Wally no sabe es que su sueño de conocer a Flash se verá hecho realidad con imprevistas consecuencias, cuando un relámpago incida exactamente en el mismo lugar del accidente que otorgó sus poderes a Barry Allen y le convierta a él, a Wally West, en el muchacho más rápido del mundo. El proceso de aprendizaje del chaval, la sincera devoción por la figura paterna que supone Barry/Flash, la relación con su tía Iris, sus primeros enfrentamientos con villanos como el Amo de los Espejos son algunos de los hitos que Waid repasa con un evocador sentido de la melancolía y con un tono ligero y divertido que recuerda en todo momento a las historias de la Edad de Plata.


El guionista está cogiéndole el punto al personaje, aprendiendo a hacerlo suyo, creando poco a poco un mundo en el que poder desarrollar sus historias. En los números 66 y 67 encontramos una historia en dos partes capital por dos motivos. Kadabra hace su entrada en escena con Waid -él será el último villano de esta etapa de ocho años- y somos testigos de la primera aventura temporal del personaje en esta nueva era. Un desquiciado Kadabra es perseguido por una cazarecompensas de su tiempo -nuestro futuro lejanísimo- que consigue capturarlo y llevarlo de vuelta... con un pasajero a la postre indeseable. En el siglo 64 Wally descubre una aterradora distopia en la que el mundo está gobernado por una máquina que dirige a la humanidad y en la que Kadabra es ¡un líder revolucionario por la libertad! En los números siguientes (Flash 68, 69; Green Lantern 30, 31) se produce un cross over con Linterna Verde (aún Hal, antes de su caída) que les enfrentará a dos de sus némesis clásicas, Hector Hammond y Gorilla Grodd. Revoluciones simiescas, alianzas improbables de villanos, organizaciones gubernamentales de animales inteligentes, planes absurdos de dominación mundial, intercambio de características físicas y un sano y lúdico sentido del heroismo y la aventura en el que Gerard Jones también aporta su granito de arena. Y por si fuera poco contamos con la aparición estelar de Rex, el perro maravilla, para rematar este homenaje a las historias repletas de imaginación y humor de los años 60.


Aún queda otra historia por destacar antes de centrarnos en el que considero el plato fuerte del tomo, y es el Flash 50 Anniversary Special, historia que supuso un repaso al pasado, presente y futuro de los velocistas escarlata y que introducía un personaje capital en futuros acontecimientos, John Fox, un viajero temporal que intenta contactar con Jay Garrick, Barry Allen y Wally West en sus respectivas épocas justo en el momento en que se enfrentan al villano atómico Manfred Mota. Fox fracasará en sus intentos de contacto temporal y deberá detener a Mota en su tiempo, el año 2645. Mark Waid y Mike Parobeck se encargan de las secuencias del futuro, mientras que hay un equipo creativo para cada una de las tres historias, ambientadas en la Edad de Oro (Len Strazewsky e Irv Novick), de Plata (Gerard Jones y Carmine Infantino) y la actualidad (William Messner-Loebs y Grant Miehm). Además de un encomiable esfuerzo por mimetizar estilo y guión con cada uno de los momentos elegidos para ambientar la historia, Waid presenta en sociedad a John Fox. En una historia casi de toma de contacto se introducen elementos de tremenda importancia para sagas futuras y se juega con el tiempo y los desplazamientos temporales, conceptos que darán momentos especialmente gloriosos a la colección.


Pero el punto fuerte de este primer tomo es sin duda la inclusión a modo de prólogo de la colección, y supongo que como forma de introducir la mitología del personaje a lectores con poco o ningún bagaje en el Universo DC, de la novela gráfica La historia de la vida de Flash, una biografía escrita por Iris West en la que se repasa el origen, carrera, vida sentimental, triunfos y muerte final de Barry Allen, como dije antes uno de los héroes más grandes, nobles y puros de cuantos se han escrito. Sin traumas de origen y partiendo de la devoción por un modelo previo, el Flash de los años 40, el policía científico Barry Allen emplea sus poderes para hacer el BIEN y para ayudar a sus congéneres. Inicialmente no hay trauma ni obligación. La voluntad de Barry/Flash de dedicar su vida a ayudar a otras personas surge de un imperativo categórico moral propio de origen casi kantiano, lo cual le diferencia de la gran mayoría de compañeros encapuchados. En esta mezcla de relato ilustrado y comic al uso se nos explica la historia canónica de los Flash posterior a la Crisis -y espero que sea válida después de Crisis Final, aunque mucho me temo que esto no va a ser así- y vemos la importancia para el universo de velocistas de los viajes temporales, del respeto a la tradición del legado superheróico y de la entrega por encima de todo hacia los demás. Mark Waid hace un repaso documentado y sentido desde el punto de vista del gran amor de Barry, Iris, que apuntilla la narración con sus propias impresiones y sentimientos y tiñe el relato de un sentimiento de nostalgia evocadora y de melancólica tristeza. Los encargados de ilustrar la crónica de la vida y milagros de Flash son Gil Kane, Joe Staton y Tom Palmer, tres ilustres veteranos con décadas de experiencia y buen hacer a sus espaldas que confieren al arte un aspecto a la vez clásico y atemporal.


La inclusión de esa historia, publicada en 1997, quizá hubiese quedado mejor en su lugar cronológico, a la altura del 120 de la colección regular, puesto que en su tramo final establece una serie de apuntes sobre el futuro que Iris ya conoce -al venir del futuro- y que el escritor ya ha publicado con anterioridad con lo cual no se puede contradecir a sí mismo, pero que el lector todavía desconoce. De todos modos, me parece perfecta su inclusión a modo de introducción a esta serie de tomos recopilatorios por una sencilla razón. La grandeza de un héroe se establece por la nobleza y la valentía de sus actos y por el recuerdo y el ejemplo que siembra entre los suyos y entre sus herederos. Si Barry Allen fue el mayor y mejor héroe de su tiempo y Wally recoge su testigo... ¿se convertirá en el mejor velocista de todos los tiempos?

jueves, agosto 21, 2008

Él dijo, ella dijo...: El caballero oscuro

Bruce Wayne: Sabía que la mafia no caería sin luchar. Pero esto es diferente. Han cruzado la linea.

Alfred Pennyworth: Usted cruzó la linea primero, señor. Usted les machacó. Y en su desesperación ellos buscaron a alguien a quien no comprendían bien. Algunos hombres no se guían por la lógica. No se les puede comprar, amedrentar, ni razonar o negociar con ellos. Algunos hombres sólo quieren ver el mundo arder.


Joker: Pongamos una sonrisa en esa cara.


Batman: Algunas veces la verdad no es lo suficientemente buena, algunas veces la gente merece algo más. Algunas veces la gente merece que su fe se vea recompensada.

Soy lo que Gotham necesita que sea.


Harvey Dent: Puedes morir como un héroe o vivir lo suficiente como para convertirte en el villano.

La noche es más oscura justo antes del amanecer. Os prometo que el alba se acerca.


Joker: Son los estrategas los que te han puesto en esta situación. Tú eras un organizador, tenías planes, y, eh, mira dónde estás ahora. Yo sólo hice lo que hago mejor. Tomé tu plan y le di la vuelta. Mira lo que he hecho a esta ciudad con unos pocos barriles de gasolina y un par de balas. ¿Eh? ¿Sabes qué, sabes de qué me he dado cuenta? Nadie tiene pánico cuando las cosas van de acuerdo con lo establecido. Aunque lo establecido sea horrible. Si mañana le digo a la prensa que, como una pandilla de pistoleros, les vamos a disparar, o que vamos a volar un camión lleno de soldados, nadie se asusta, porque es todo parte del plan. Pero cuando digo que un simple y viejo alcalde va a morir, ¡¡entonces todos se vuelven locos!! Introduce un poco de anarquía. Altera el orden establecido y todo se convierte en caos. Soy un agente del caos.


James Gordon: Porque él es el héroe que Gotham merece, pero no el que necesita justo en este momento. [...] Porque puede aguantarlo. Porque él no es un héroe. Es un guardián silencioso, un vigilante protector... un caballero oscuro.

miércoles, agosto 20, 2008

Sketch-busters LXXXV: Jock (y II)

Hace unos meses apareció en la sección el sketch que Jock realizara de manera conjunta para Miss Sparks y un servidor en Unicomic 2005 y que servía a modo de calentamiento de su -entonces- próxima visita a nuestro país en el Salón de Barcelona de este año. Lo cierto es que desde el primer momento Jock fue una de mis prioridades, pues aún tenía fresquita la lectura de esa serie explosiva y adrenalínica que es Los perdedores, y no quería dejar pasar la oportunidad de conseguir a otro miembro de tan peculiar wild bunch. Si en Alicante me decanté por Chucho fue porque era el personaje más netamente positivo de toda la serie, anclado en valores morales más tradicionales que el resto de sus compañeros y devoto amante de su familia, tras la lectura de la serie me quedó claro que mi personaje favorito era Jensen. Cínico, irónico, una auténtica máquina a la hora de desencriptar mensajes cifrados, desconectar toda clase de alarmas y averiguar hasta los códigos más difíciles, Jensen resulta un personaje sumamente atractivo que además, contaba con esa pátina de simpática cobardía y preocupación sincera por perder el propio pellejo que me encanta en esta clase de colecciones corales. Para redondear la broma le pregunté a Jock si podía dibujarlo haciendo cierto gesto de tan poco agrado en USA y de tan eficaces resultados a la hora de tocar las narices por estos lares. No sólo me dibujó a Jensen haciendo un middle finger sino que además copió la frase que le dedica al agente de la CIA en castellano. Ya le pillé un poco cansado y los dibujos no estaban tan currados como el primer día, pero un servidor no sólo no se queja, sino que ya está cavilando cual será el próximo looser en caer en otra hipotética futura visita de Jock a nuestro país.

martes, agosto 19, 2008

El baúl de Plissken: Muertos como esta serie

Pues ya hace casi tres años que pude disfrutar de esta pequeña joyita de fantasía, relaciones humanas y humor negrísimo y la grata impresión y el buen rollo que me dejó su visionado no han menguado lo más mínimo. Creo recordar que a lo largo del pasado año la serie fue emitida por Cuatro y si cogía empezado algún capítulo me quedaba unos minutos acompañando a Georgia, Rube, Mason, Daisy y Foxy. Cargada de diálogos divertidos, de reflexiones sobre la vida y la muerte en el mundo actual y planteando una atractiva mitología propia que no pudo ser desarrollada extensamente dada la corta vida de la serie (dos temporaditas), Muertos como yo está pidiendo a gritos el segundo visionado que ya he dado a Spaced o que quiero dar a Firefly. A la espera de que se estrene Dead like me, la película, con Henry Ian Cusick (el Desmond de Perdidos) sustituyendo a Mandy Patinkin, aún están ustedes a tiempo de darle una oportunidad a esta serie repleta de muertes accidentales absurdas, discusiones gastronómicas sobre los mejores gofres y unos duendecillos aviesos llamados gravelins que son los encargados de ponernos la zancadilla cuando nos ha llegado la hora.




No sé que fue más perturbador: el hecho de estar muerta o que el primer hombre que tocó mi cuerpo desnudo fuera un forense.

Georgia Lass es una atractiva muchacha de diecho añitos recién cumplidos. Acaba de conseguir su primer empleo en una empresa de trabajo temporal llamada Happy Time. No se lleva nada bien con su familia (padres y hermana menor) y es de trato algo difícil. Georgia Lass es virgen, aunque pronto cualquier relación sexual con ella bordará en la necrofilia. Y es que Georgia Lass (Ellen Muth) muere a los diez minutos de comenzar Tan muertos como yo (Dead like me), una comedia negra fantástica condensada en 26 capítulos, repartidos en dos temporadas.
En efecto, a Georgia le impacta la taza de un váter de la estación espacial MIR y pasa a otra vida, y no digo mejor, ya que el destino que la espera es el de engrosar las filas de unos funcionarios de ultratumba autodenominados "aparecidos". Su función desde ese momento, y hasta que llegue su propio turno, será la de "quitar" el alma de las personas que están a punto de morir accidentalmente para ahorrarles sufrimiento y facilitarles el tránsito a la "otra vida". Tránsito que será por cierto, diferente para cada individuo. Repartidos de forma gremial, los aparecidos se ocupan de las muertes accidentales, las que son fruto del crimen, la muerte natural por enfermedad, las muertes de las mascotas... Muchos inconvenientes y casi ninguna ventaja, ya que además, Georgia vuelve a tener un cuerpo físico -eso sí, los demás la verán con una apariencia completamente distinta-, inmortal pero al que tendrá que alimentar, vestir y procurarle un lugar donde descansar. Vamos, que además de actuar como "aparecidos" deben trabajar o trapichear para mantenerse, con lo cual está claro que ni la muerte es una excusa para librarse del pluriempleo. La némesis de los aparecidos son los "gravelings", monstruosas criaturas que con sus "travesuras" provocan los mortales accidentes, unas veces grotescos, otras extremadamente improbables o incluso ridículos.



La serie girará en torno a tres ejes, que articularán las tramas de los 26 capítulos. En primer lugar seguiremos la trayectoria de la familia de Georgia tras su muerte. El dolor de los padres, su relación cada vez más tensa, la incapacidad de aceptar la pérdida por parte de su hermana, su comportamiento extravagante. Ninguno de ellos finalizará el periplo vital al cabo de la serie de la misma forma que lo empezó, y esto es de agradecer. Personajes que sufren, que cambian, que evolucionan en base a lo experimentado... El padre, Clancy Lass (Greg Kean), es un profesor universitario enfrascado en su trabajo y sus libros y quizá demasiado atento con alguna alumna, mientras que Joy (Cynthia Stevenson), su esposa, debe luchar contra la asfixiante rutina y contra el abismo que la va separando cada vez más de sus hijas. Reggie (Britt McKillip), la menor de los Lass, sufre la típica relación fraterna en la que se intenta deslumbrar por cualquier medio al hermano mayor, logrando únicamente el desprecio o la ignorancia. La muerte de Georgia supondrá que todos ellos reflexionen sobre los sentimientos que existían hacia la desaparecida, examinan sus recuerdos, los momentos compartidos...
En segundo lugar está la fauna que puebla Happy Time, principalmente la Jefa de Personal, Dolores Herbig (Christine Willes), un terremoto de mujer amante de los gatos y que mantiene una página web donde se muestra haciendo tareas del hogar cuando está en casa. Su relación con Georgia pasará del cauteloso respeto a la amistad sincera. Otro personaje secundario extravagante pero con jugosas intervenciones resultará Crystal, la oronda y hermética recepcionista de Happy Time, que deparará alguna sorpresa en varios capítulos.


Y finalmente llegamos a los Aparecidos (o Reapers), que ocupan el grueso del desarrollo de la serie. Capitaneados por Rube (Mandy Patinkin), un lacónico e iracundo "jefe" atormentado por su pasado, cada día se reunen en la Casa de los Gofres para desayunar y recibir los postits que aquel lleva preparados con los "encargos" del día. Una hora, un lugar y un nombre es lo único que necesitan para evitar el sufrimiento innecesario del alma -o almas- en cuestión. Betty (Rebecca Gayhart) guiará los primeros pasos de Georgia y la introducirá en los trucos de supervivencia de los aparecidos. Alegre, excéntrica e impulsiva, no tardará en dar "el gran salto" siendo sustituida por la hermosa y sexualmente hiperactiva Daisy, una actriz de reparto de los años 30 que falleció antes de lograr algún éxito en su carrera como estrella (su mayor éxito fue practicar sexo oral en un restaurante con alguien "que parecía Errol Flinn"). Roxy (Jasmine Guy) es una mujer dura como el acero, próxima siempre al enfado, pero con un corazón del tamaño de Arizona. Mason, uno de los personajes más complejos y simpáticos permanece varado en sus eternes veintipocos años, tras morir en los 70 fruto de una sobredosis de... TODO y de un exceso de sexo, rock y alcohol.
Divertidísima ya desde los simpáticos títulos de crédito, amenizados por una pegadiza composición de Stewart Copeland, merece la pena seguir las andanzas de todos los personajes y reflexionar sobre algunas de las historias que presentan los difuntos: soledad, examen de las propias creencias, negación, necesidad de transmitir los propios conocimientos, autoaceptación, dolor por lo que dejamos atrás... Son muchos los capítulos que dejan una sensación especial en el espectador, como los relacionados con el novio "peculiar" de Daisy, aquel en que Mason se lleva nada menos que el alma de su guitarrista favorito o el capítulo en el que Rube y el cocinero de la Casa de los Gofres parten del enfrentamiento hasta llegar a la comprensión e incluso la admiración mutua. Es una pena que Georgia no consiguiera hacerse un hueco en el corazón de los telespectadores más allá de estas dos parcas temporadas, repletas de hallazgos visuales (muchos de los accidentes son de una comicidad grotescamente elaborada), de reflexiones acerca de la vida, la muerte, los desayunos, el sexo o la familia y de personajes que como Georgia, Mason o Rube han pasado a formar parte de mi particular Olimpo televisivo -que estos últimos años está aumentando espectacularmente por cierto-.

lunes, agosto 18, 2008

Lunes oscurito

Pero oscuro de verdad, oigan ustedes. Porque entre el sueño que arrastro tras la vorágine de las fiestas ilicitanas, la siempre agradable vuelta al trabajo y el calor infernal que me esperaba en el mismo me han tenido al borde del desmayo durante buena parte del día. Tanto es así que apenas hasta hace un rato no he vuelto a ser persona, y aún así todavía ando lejos de hallarme en la mejor forma.

A pesar de esas nimiedades aquí me tienen ustedes, al pie del cañón celebrando el arrollador éxito de El señor de la noche en nuestras pantallas y en nuestra blogosfera. La película ha demostrado que dista mucho de ser un fenómeno hinchado por los aficionados, aunque la verdad es que la unanimidad con que públicos de toda clase y condición han recibido la película asusta un poco y deja a la batmanía de los noventa a la altura del betún. Personalmente hice lo posible por ver la película el día de su estreno, y aún me hacen los ojos chiribitas. El espectáculo desmesurado, la grandeza épica de la trama, la riqueza de los personajes, la perfección de un guión que dispone todos sus elementos sobre la pantalla y los va conduciendo con una inexorable precisión y coherencia hasta uno de los más emocionantes, intensos y espectaculares clímax que un servidor ha disfrutado en el cine. Aún es pronto para dejar aquí una reseña en condiciones, más que nada para evitar destrozarle a nadie el visionado de una película que merece muy mucho la pena ser vista en pantalla grande, y si se tiene la fortuna de contar con un cine IMAX que la esté proyectando, pues mejor que mejor.

Superando el bache en que me he sumido la mini depresión posvacacional, les aseguro que esta semanita van a poder leer la prometida recuperación de una serie televisiva en la sección El baúl de Plissken, ya que la semana pasada finalmente los contenidos acabaron centrados casi exclusivamente en el tandem Diggle-Jock. Para esta semanita les reservo además un sketch-buster de impacto realizado por Jock, una sección de commissionando y la reseña del primer tomo de Clásicos DC: Flash, en lo que espero sea un repaso a toda la etapa de Waid que afortunadamente el público español va a tener la posibilidad de disfrutar por primera vez de forma íntegra. Y además, para ir entreteniendo la espera de esa reseña de El caballero oscuro nada mejor que una sección de Él dijo, ella dijo centrada en alguna de las perlas de la película, recuperando aquella que le dedicara a las mejores frases del trailer y complementándola con algunas otras que no destripen nada de la trama.

Les dejo con una canción de uno de mis grupos favoritos, los frikis e incombustibles Ash. Para muestra de las filias de estos muchachos un botón, la portada de su disco recopilatorio Intergalactic sonic 7''s que celebraba el décimo aniversario de la banda. Aunque de eso ha llovido ya un poco (fue editado en el 2002) los componentes del grupo parecen mantener su afición por Star Wars, los Transformers y las películas de Kung-fu. Con todos ustedes Burn, baby, burn, que es precisamente como me sentía esta mañana trabajando a 32 grados centígrados y con escasa ventilación, al borde de la combustión espontánea.



Burn baby burn
Ash

You're all I have in this teenage twilight
Your golden hair and pale blue eyes
But through all the days and the sleepless nights
We have never been satisfied
Tumbling like the leaves
Yeah we are spiralling on the breeze
Almost to the point of no return
Everything will Burn Baby Burn

Look into my tired eyes
See someone you don't recognise
Binds that can't be untied
Oh this is slow suicide
Feelings that I can't disguise
And later we'll be reconciled
Oh but something inside has died

You walk like you're in a daze
Unresponsive eyes in a distant gaze
Like all the good times have flown away
And the memory leaves a bitter taste
Tumbling like the leaves
Yeah we are spiralling on the breeze
Destructive love is all we have
Destructive love is all I am

Look into my tired eyes
See someone you don't recognise
Binds that can't be untied
Oh this is slow suicide
Feelings that I can't disguise
And later we'll be reconciled
Oh but something inside has died

Vicious bitter words
Becoming more and more cruel
But you always take me back
And let me lick your wounds
Tumbling like the leaves
Yeah we are spiralling on the breeze
Almost to the point of no return
Everything will Burn Baby Burn

Look into my tired eyes
See someone you don't recognise
Binds that can't be untied
Oh this is slow suicide
Feelings that I can't disguise
We're living in a compromise
Oh but something inside has died

sábado, agosto 16, 2008

Galería de originales XXXVI: Jock

No sólo de páginas conseguidas a través de interné vive el coleccionista, y el contacto directo con los autores en los salones o jornadas es otra buena manera de adquirir una página directamente de su autor, con lo que además puedes pedirle que te la dedique in situ. Durante bastante tiempo esa fue la forma en que fui añadiendo nuevas páginas a mi modesta colección, antes de descubrir Ebay, Comic Art Fans y las páginas de representantes artísticos que manejan cientos de originales. Personalmente me voy decantando más por el contacto directo con el artista por varias razones, entre ellas la posibilidad de comentar con él algunos de los entresijos a la hora de realizar el dibujo o el ahorro de gastos de envío, además de que los precios suelen estar más ajustados y el importe íntegro va a parar al artista. Lo malo es que muchas veces la oferta de páginas es bastante reducida. En el pasado Salón del Comic de Barcelona el dibujante Jock llevó un buen puñado de páginas originales, pertenecientes en su mayoría a la serie de Green Arrow Year One, entonces inédita en nuestro país. Yo me avalancé sobre las pocas páginas de The Losers que Jock había traído, y me decidí por una de las pocas páginas tranquilas de la serie, un flashback que muestra al grupo de perdedores originario antes de los acontecimientos que los pusieron en fuga y de que uno de ellos se descubriera como un traidor. Ya me gustaba la página en sí, pero cuando Andy Diggle me comentó el homenaje en la misma a la película Tres Reyes de David O. Russell mi decisión ya fue en firme. En el montón se quedaron muchas otras paginillas a las que no me hubiera importado echarles mano, como otra que se quedó en España en manos del amigo Óscar que era un prodigio de narrativa y que iba del gesto de okey de un personaje hasta la mira telescópica del fusil que le acababa de salvar la vida en un edificio cercano. Pero así es la vida del coleccionista señores, siempre eligiendo una página y recordando todas las que dejaste atrás. Y ya sin más dilación, les dejo con Roque, Chucho, Puma y Jensen echando una partidita de cartas antes de emprender la misión que cambiaría sus vidas para siempre.


jueves, agosto 14, 2008

El baúl de Plissken: Los perdedores, lo peor de cada casa

Una cabecera clásica de los comics bélicos de DC durante los años 60 y 70 fue The Losers (dentro de la colección genérica Our fighting forces), serie que contó con el talento y la implicación en la escritura de sus historias de Bob Kanigher y con el arte de gente como Sam Glanzman, Joe Kubert, John Severin o el mismísimo Jack “King” Kirby. Los perdedores contaba las historias casi siempre aciagas de un grupo de descastados de diferentes cuerpos del ejército: el Capitán de barco William Store (tuerto y con una pata de madera), Johnny Cloud, piloto de origen navajo, el Sargento Clay (uno de los marines en servicio de mayor edad) y finalmente Gunner McKay, el benjamín de las fuerzas armadas. Las historias de tan heterogéneo grupo hacían hincapié en las desgracias de la guerra, alejándose de la exaltación del combate y de los valores guerreros a la que los títulos de género bélico suelen tender. Desaparecidos en una página de las Crisis en tierras infinitas, contaron con un especial de despedida, The Losers Special #1, que situaba su última aventura en 1945 y le daba un tono más acorde a lo que había sido la trayectoria del grupo.

Entre los años 2004 y 2006, y dentro del sello Vertigo, se publicó The Losers, una serie cerrada que contó con 32 números y que partiendo de un mismo título ofrecía una historia completamente distinta. Así, ya desde el electrizante comienzo somos testigos de las andanzas de un wild bunch muy especial, comenzando con el ataque a una base de misiles del ejército en Nuevo México por parte de un grupo de renegados de la CIA capitaneado por el frío y calculador “coronel” Clay, y formado por Roque (segundo al mando), Jensen (experto en sistemas informáticos y el gracioso del grupo), Cougar/Puma (francotirador de origen hispano, silencioso y letal, una jodida máquina de matar bajo su eterno sombrero vaquero) y Pooch/Chucho (el piloto-para-todo y hombre de arraigados valores familiares). Más adelante se les unirá Aisha, una chica de origen árabe y habilidades más que letales tanto en la lucha cuerpo a cuerpo como en el manejo de toda clase de armas.





El grupo de cinco ex-agentes fue traicionado por su jefe de operaciones durante una operación encubierta en Oriente Medio, y la única forma de recuperar sus vidas es sacar las maquinaciones de ese agente de la CIA a la luz, lo cual no resultará nada fácil. De Nueva York al Caribe, de Qatar a Londres, de Texas a un nuevo archipiélago emergido en medio del Mar Rojo, Los perdedores contarán tan solo con su astucia, determinación y habilidad para arrasar con todo lo que se les ponga por delante y descubrir los planes que Max tiene reservado para el mundo. Repleta de situaciones al límite, de traiciones rastreras y venganzas llevadas hasta el último extremo, de tiroteos espectaculares y persecuciones vertiginosas, Los perdedores es un tebeo que se disfruta mejor leído de un tirón, porque la tregua que la trama da al lector es la misma que el lector acaba queriéndole dar al tebeo. Ninguna. Las conexiones del dinero negro procedente del narcotráfico que el ejército entrega a la petrolífera texana Goliat conduce a adquisiciones en Oriente Medio y a operaciones de blanqueo realizadas en Londres. Toda una trama de corrupción global alimentada por un sistema que crea los mismos monstruos que amenazarán con destruirla, y así, a través de la lucha con esos “enemigos” perpetuar un statu quo en el que las grandes corporaciones petroleras, la banca internacional, el gobierno USA y los petrojeques llevan la voz cantante.




El encargado de escribir de forma extrañamente clara una trama tan compleja es Andy Diggle, guionista por el que siento una gran estima dado que tanto esta serie como Adam Strange: Planeta Robado se cuentan entre lo mejorcito que servidor ha leído en los últimos años. Manejar de forma precisa y dosificada la información que el lector recibe, caracterizar a los personajes a través de sus acciones y jugar con los flashback en varios reveladores momentos de la trama es algo que Diggle sabe hacer a la perfección y lo demuestra número a número. En el apartado artístico encontramos al también británico Jock como dibujante regular de la colección, aunque hubo varios números ilustrados por otros artistas (Ben Oliver, Shawn Martinbrough, Ale Garza, Colin Wilson). Se agradece que todos ellos adoptaran un estilo similar al de Jock, repleto de planos imposibles y rostros angulosos, de claroscuros brutales y rostros duros y angulosos.

En suma, leída casi un año después de que Planeta editara el último tomo de la colección que iniciara Norma, Los perdedores queda, además de cómo un excelente comic de política ficción repleto de acción y poses chulescas que encantará a los conspiranoicos que creen que la CIA está detrás de mucho de lo que apesta en el planeta actualmente, como el posible storyboard para una adaptación cinematográfica que lleva gestándose un año en Hollywood y cuyo hipotético director, Peter Berg, se encargaba de prologar el último recopilatorio de la serie. Ferviente recomendación de un servidor.

miércoles, agosto 13, 2008

Galería de Portadas: Green Arrow Año Uno

A la reseña de ayer le corresponde la galería de hoy, en la que junto a los espectaculares golpes visuales de Jock podréis encontrar los dibujos originales de tres de las cubiertas, aún disponibles a la venta en Splash Page Comic Art. Los diseños de Jock me resultan muy atractivos, y sus portadas para Los perdedores ya eran una delicia visual que mezclaba el diseño, el poderoso juego de luces y sombras y el minimalismo, centrando muchas veces el dibujo en un elemento que reflejara la historia de modo simbólico o en un único personaje. Aquí encontramos reflejadas la soledad del personaje en las dos primeras portadas (especialmente bella la segunda con un aire casi pictórico en su representación de la jungla) para pasar luego a un repaso de electrocuciones, explosiones, tiros con arco y duelos. Además, al poder comparar el arte publicado con el dibujo original apreciamos la importancia del color, que supone casi el cincuenta por ciento del efecto deseado en cada uno de los casos comparados, empleando en cada portada una gama cromática diferente que busca un efecto impactante (rojo explosivo, azul eléctrico) o simbólico (verde). Lo malo de este post es que he vuelto a ver los precios de los originales de Los perdedores y hay un par de portadas que al cambio...

















martes, agosto 12, 2008

Green Arrow Año Uno: Infierno en el Pacífico

La historia ya nos la sabemos, pero nunca está de más recordarla. Oliver Queen es un pastoso hijo de perra de la peor calaña. Engreído, inconsciente y hastiado de todos los placeres que el dinero puede alquilar se dedica a poner su vida en peligro en mil y una escapadas de aventura extrema que le llevan por medio mundo en busca de genuinas emociones. El encargado de hacerle de niñera, salvarle la vida cuando toca y sufrir sus insoportables cambios de humor es un antiguo miembro de las fuerzas especiales, Hackett. Éste convence a Queen para que realice una inversión cuantiosa en un negocio inmobiliario poco claro que incluye la construcción de un complejo turístico costero en algún paraíso insular del Pacífico. Oliver Queen accede y entrega a Hackett un dineral en bonos, pero finalmente decide acompañarle en su yate pese a las reticencias de su empleado. Durante el viaje Oliver parece renegar un tanto de su vida superficial y absurda, y recuerda con cariño un momento particular de su infancia, cuando conoció al doble de Errol Flynn en Robin Hood, el especialista en tiro con arco Howard Hill y encargado de las escenas de acción, que apreció en el muchacho unas habilidades innatas en el manejo del arco.


Pero la tranquilidad del crucero rutinario se rompe cuando Hackett tira de la manta. No hay operación inmobiliaria sino una estafa elaborada para librarse de la nefasta compañía de su jefe ricachón y poder establecerse por su cuenta. Tras una breve pelea Oliver es arrojado del barco y dado por muerto... pero la corriente arrastra al millonario hasta una isla en la que deberá aprender a sobrevivir. Contando con una ferrea voluntad y con sus habilidades como tirador con un improvisado arco Ollie se las apaña para cazar, vestirse y guarcerse del sol abrasador, al mismo tiempo que la exploración de la isla le depara una serie de desagradables sorpresas: restos quemados de un poblado que indican una agresión realizada por profesionales, avionetas con sicarios armados, y todo apuntando a que en esa isla hay en marcha algo muy peligroso. Cómo nuestro Ollie consigue solventar la papeleta y convertirse no ya en un hombre íntegro sino en un decidido luchador contra el crimen es algo que merece la pena leerse.



En un año en que Green Arrow ha tenido cierta importancia dentro de DC (este mismo mes en la edición española de la JLA el caballero se casa con cierto pajarito) el guionista Andy Diggle y el dibujante Jock revisitan el origen de uno de los personajes más icónicos de la editorial desde su particular y genérico punto de vista, más relacionado con el thriller de acción que con los superhéroes. La historia buscar ofrecer una génesis orgánica para el personaje, articulando un antagonismo fuerte entre los protagonistas (Queen-Hackett) y dando al origen de Flecha Verde un carácter iniciático que deriva en su tramo final en tintes casi de mesianismo. La historia es muy sencilla y en realidad no busca ofrecer sorpresas ni giros explosivos, sólo enganchar al lector con una persecución sin tregua ni piedad aderezada por adrenalínicas secuencias de acción ambientadas en una isla que muy bien podría ser la de Perdidos. La acción es de una fisicidad extrema, con decenas de flechas atravesando manos, pies y brazos, y hay algún momento gore que provoca cierta incomodidad en el lector.



Las dos páginas originales que acompañan estas líneas proceden de la página Splash Page Comic Art, en la que pueden encontrar muchos otros ejemplos del trabajo de Jock. Por cierto que el dibujante llevó un buen montón de originales a Barcelona de los que vendió bastantes gracias a su espectacularidad artística y a unos precios bastante ajustados.

Con media decena de personajes, un escenario atractivo y una situación límite Jock y Diggle nos regalan el storyboard de la película de acción casi definitiva -esto se adapta solo, señores de la Warner- que además constituye el origen esperemos que definitivo del personaje, proporcionándole una historia de fondo un poco más cohesionada que el hasta ahora canónico (el millonario que se cae por la borda y se enfrenta a unos piratas en una isla desierta) o la revisitación de Grell en El cazador acecha (caída accidental, supervivencia en condiciones extremas y detención de dos hippies fumados). La inclusión de algunos elementos de esas historias, o la broma a costa de la flecha noqueadora (precursora de esas flechas trucadas tan camp que durante años fueron inseparables de nuestro arquero favorito) son detalles de agradecer para el lector de largo recorrido. Resumiendo, que estamos ante un tebeo de lectura más que recomendable en estas fechas -y en cualesquiera otras- realizado por los tipos que nos trajeron esa estupenda serie que es Los perdedores (miren, iba a enlazar el título con la entrada previa, pero casi mejor que se pasen por aquí mañana, donde recuperaremos a Aysha, Jensen, Chucho y compañía en una refrescante sesión del Baúl de Plissken para complementar de este modo la reseña de hoy).

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