jueves, agosto 04, 2011

El baúl de Plissken: Rant: El futuro que tendrás mañana no será el mismo futuro que tenías ayer

Empezamos la recuperación de entradas pretéritas de este año con la dedicada al libro Rant, de Chuck Palahniuk, entrada publicada en diciembre del 2007 para un libro que viajó a Londres un mes antes y que me acompañó en las horas muertas de aeropuertos y transportes varios. Dos libros después Rant sigue siendo una pequeña joya que mantiene todo lo que me enganchó de Palahniuk. El estilo hipnótico y musical, la imaginación desbordada y un sano y creativo subfondo de rabia contra la sociedad que ha creado a sus personajes bastante inspirador. Es uno de los pocos escritores vivos a los que he comenzado a releer de forma sistemática y metódica porque, bueno, es imposible que me canse de él. Aún no he cogido Pigmeo de la estantería, en detrimento de Fábulas, pero al ritmo que voy creo que antes de acabar las vacaciones habré dado buena cuenta de su último delirio. Cuatro añitos... Lo de siempre. Cómo pasa el puñetero tiempo...


Buster Landru "Rant" Casey ha tenido una vida corta pero sin duda bastante intensa, marcada por el dolor, el aislamiento, el inconformismo, la negación de cualquier tipo de tabú o de constricción social y una extraña habilidad para averiguar cosas sobre las mujeres en base al olor de su sexo y encontrar monedas antiguas de incalculable valor en los sitios más insospechados. Su infancia y juventud se desarrolan en la pequeña localidad de Middleton, donde dejará una madre cuyas dotes culinarias sólo pueden ser calificadas como de peculiares, un padre bonachón y a la vez misterioso que le conminará a encontrar a su verdadero progenitor en la ciudad y un único amigo con el que Rant compartía su pasatiempo favorito: introducir brazos y piernas en madrigueras y escondrijos de animales, alimañas o insectos y dejarse morder por bichos venenosos y mamíferos rabiosos.


La vida en la ciudad no será más normal para Rant Casey. Encuadrado en la casta de los nocturnos, despojos sociales desheredados que viven en el gueto horario delimitado por la puesta de sol y el amanecer -lo que comunmente llamamos noche, vamos- Rant pronto trabará amistad con un grupo de adictos a las Choquejuergas. Éstas son eventos muy ritualizados y codificados que se realizan a bordo de coches que enarbolan "banderas" temáticas en su techo para indicar al resto de participantes que están “jugando”. Los temas son tan diversos como “bebe a bordo”, “árbol de navidad”, “hora del te” o "recién casados". El objetivo es llegar a chocar con otro vehículo, ya sea dejándose dar un golpe en el guardabarros trasero por compasión o impactando con vehículos de lujo que hombres de negocios pagan para “asesinar” a conductores expertos. Relacionado con su banda de choquejuergas Rant propagará entre los nocturnos la Rabia (que ya lleva en la sangre como un componente más gracias a los años de toxinas e infecciones adquiridos por mordeduras varias) por el tradicional método del beso con lengua tanto a amigos como a amigas, llegando a generar un problema epidémico tal que hasta los diurnos se verán afectados, primero como moda y luego ya como víctimas de una infección vírica descontrolada. Su muerte durante una choquejuerga y tras una espectacular persecución es retransmitida a millones de espectadores, pero cuando se busca entre los restos del coche accidentado no hay ni rastro del cuerpo.


La historia de Rant está escrita como si de una recopilación de relatos orales se tratara, y para conocer al personaje en sí mismo antes hemos de conocer a todos aquellos que le describen y que ofrecen su propia perspectiva del muchacho. Sólo así podremos llegar a entender algunas de las motivaciones de Rant, su modo de comportarse o las consecuencias de sus acciones para aquellos que le rodearon. Aparte de la fauna de Middleton, todo un recital trágicomico de la vida rural estadounidense con sus luces (comunidad unida, lazos sociales fuertes) y sus sombras (mojigatería, chismorreos), el tour de force narrativo viene de la mano de las descripciones de los cuatro integrantes de choquejuerga que se relacionan con Rant: Echo Lawrence, con la que Rant mantuvo una relación sentimental, prostituta deforme que gana un dineral generando compasión en sus clientes y construyendo bizarros juguetes sexuales para ellos; Shot Dunyun, mejor amigo en la ciudad de Rant y director de clips neurales que procesa de las más variadas formas para lograr los resultados más extraños y estimulantes; Tina Nosecuantos, expulsada de la pandilla tras la llegada de Rant y dedicada a narrar con todo lujo de detalles los accidentes de automóvil para una emisora de tráfico; y finalmente Green Taylor Simms, autodenominado historiador, factotum en la sombra de muchos de los acontecimientos narrados en el libro y tipo asquerosamente insoportable. Son tantos los personajes que intervienen de una forma u otra a lo largo de la narración que al final se agradece el quién es quién con una breve nota sobre el destino final de cada uno de ellos.


Rant contiene todos los elementos de la literatura de Chuck Palahniuk, tanto formales como temáticos. La narrativa minimalista, poblada de frases cortas y estructuras repetidas a lo largo y ancho del libro a modo de estribillos en este caso es aún más compleja si cabe, pues debe establecer diferentes voces literarias para cada uno de los narradores testigo de los hechos. La estructura circular de casi todas sus novelas lo es más que nunca, y si en anteriores novelas ya había flirteado con el género de horror e introducido elementos sobrenaturales (Nana, Diario, Fantasmas) en este caso estamos ante una novela de ciencia ficción, aunque el viraje a este género puede resultar un tanto brusco en el último tercio del libro. Me cuidaré muy mucho de estropear alguna de las muchas sorpresas que la trama depara al lector, pero si que les recomiendo la lectura no sólo de esta novela, sino de toda la producción literaria de uno de los autores más interesantes del panorama contemporáneo. Y si quieren hacerlo bien, háganlo por orden comenzando por El club de la lucha, oda al terrorismo contracultural, a la anarquía absoluta y a la resistencia feroz contra el actual sistema que tuvo la mala fortuna de publicarse unos años antes del 11S, mala fortuna acentuada por el hecho de que la segunda novela de Palahniuk, Superviviente, se inicia nada menos que con el protagonista, un iluminado religioso harto de vivir, a bordo de un avión vacío que pretende estrellar cuando se le acabe el combustible. A raíz de la ola de patriotismo conservador desatado tras los atentados del 11S se aprecia una mayor sutileza en las cargas de profundidad del escritor, todavía presentes pero ocultas en tramas de "género" que siempre ayudan a digerir mejor las críticas demoledoras al sistema. En breve Palahniuk volverá a poner a prueba la resistencia de sus fieles como lectores con una nueva novela, Snuff, que se adivina visceral y tremendista como es habitual en él, pero para un futuro a largo plazo anunció nuevas aproximaciones al mundo de Rant y a la vida de Buster Landru Casey. Las esperaremos con impaciencia.

Los que tengan más curiosidad sobre la novela pueden visitar el sitio web dedicado a la misma en inglés, con contenidos multimedia y el primer capítulo a disposición de los internautas.

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