viernes, enero 13, 2012

Drive: El samurai conductor

En la ciudad de Los Angeles viven más de cuatro millones de personas a lo largo de su extensa área metropolitana, y por las peculiares características de la industria local, quizá sea una de los lugares del planeta en que más sueños rotos y perdedores existan por cada persona que logre triunfar y alcanzar su objetivo. En ese ambiente solitario y duro vive el Conductor (Ryan Gosling), un especialista profesional que trabaja haciendo arriesgados trucajes de conducción, sin despeinarse cuando tiene que volcar un coche o estrellarlo contra un muro. Su mentor y compañero de trabajo, Shannon (Bryan Cranston) regenta un cochambroso taller de coches y lamenta cada día de su vida la mala suerte que le llevó a un callejón sin salida del que aspira a salir a cada minuto.



Además de su trabajo en la industria del cine, el Conductor hace otros trabajos extra. Cambiando continuamente de teléfono y dirección para que no se le pueda localizar después de cada uno de ellos, el Conductor alquila sus servicios a todo aquel que quiera hacer un trabajo ilegal y necesite una ruta de escape rápida y segura. A la hora convenida, y durante cinco minutos, el Conductor esperará en el sitio convenido. Si los clientes aparecen, el Conductor les llevará a un sitio seguro en el que podrán desaparecer con su botín. Si no lo hacen, quedarán a su suerte. El estricto código personal del Conductor resulta inquebrantable, como lo son sus nervios una vez que coge el volante y tira millas, independientemente de que tenga tras de sí varios coches de policia o helicópteros. Es su rutina y su modo de vida, y así Shannon y el Conductor van tirando en la ciudad de L.A.



Nadie es una isla, y el microcosmos de ambos va a ampliarse fatalmente para ellos. El Conductor conocerá a su vecina Irene (Carey Mulligan) y a su hijo Benicio (Kaden Laos), con los que irá forjando una serena y lenta relación de amistad casi a la desesperada, una suerte de última oportunidad de recordar lo que es sentirse vivo y de disfrutar de la vida, mientras Irene espera que su marido encarcelado, Standard (Óscar Isaac) salga de la cárcel. Por su parte, Shannon entra en tratos con Bernie Rose (Albert Brooks) para patrocinar un coche de carreras arreglado por el mecánico y manejado por el Conductor. Hay un futuro esperanzador y brillante que se abre ante ellos, una posibilidad de huir del pasado y del fracaso, pero la ciudad no perdona, y una serie de coincidencias fatales pondrán en peligro los sueños de todos ellos.



Drive ha sido la película revelación del pasado 2011 sin ningún género de dudas. Arropada por un buen puñado de premios (entre ellos la Palma de oro de Cannes a su director, Nicolas Winding Refn), por una casi unánimemente positiva recepción crítica, y sobretodo por un espectacular boca a boca, Drive ha ido ganando adeptos pese a su tardío estreno en pantallas comerciales y a su distribución limitada en muchos países. Más que sorpresa podíamos estar hablando de la confirmación cinematográfica de un director que en su Dinamarca natal ya había llamado la atención por su trilogía Pusher, un retrato duro, cínico y violento de los bajos fondos de Coppenhague, que emparentaría a Winding Refn con directores como Quentin Tarantino o Guy Ritchie. Posteriormente, sus trabajos en Bronson y Valhalla Rising le permitieron dar el salto a una producción americana, esta Drive que hoy nos ocupa.



Aunque se trate de una película rodada y estrenada este 2011, el espíritu del film hay que buscarlo dos décadas antes. Ya desde los títulos de crédito, un plano aéreo nocturno de L.A. seguido por varias secuencias en las que vemos al Conductor pasear de forma despreocupada por las calles de la ciudad, con su sempiterno palillo en la boca y su chupa de cuero con decoración de serpientes, camino de uno de sus trabajitos, y todo ello acompasado con la canción Night Call de Kavinsky, con unos resabios de tecno ochentero que ya dejan clara desde el inicio la intención del director: Estás viendo una película hecha hoy, pero podría haberla hecho hace veinte años y habría funcionado perfectamente. A través de ese submundo de perdedores, mafiosos de medio pelo con ínfulas de grandeza y soñadores perpetuos que se revuelcan en el fango día tras día a la espera de su gran oportunidad, nos llegan los ecos de las estilizadas fantasías criminales de Michael Mann (Corrupción en Miami, Thief), William Friedkin (Vivir y morir en Los Angeles) o Walter Hill (Límite: 48 horas, Driver). Es con la última de las películas citadas con la que Drive guarda más semejanzas, en tanto presenta una temática similar (el conductor profesional estoico y duro enfrentado a todos) y plantea a sus personajes como arquetipos sin nombre, tipos como el Conductor o el Policía. No se trata a pesar de todo de un remake encubierto o de un homenaje, ya que Drive es la adaptación de una novela de James Sallis, escrita por Hossein Amini (cuyo libreto también ha recibido varios premios y no pocas alabanzas).



Nos encontramos con una película estilizada y elegante en buena parte de su metraje, un retrato amable de unos tipos que pasean por el lado oscuro del sueño americano y a los que las circunstancias de su vida no les dejan demasiadas opciones para llevar una vida feliz. Poco a poco el relato va derivando hacia otra película, a una con un tono más violento y duro, más desencantado. Hay una serie de escenas que permanecen en mi retina con gran fuerza y que me voy a abstener muy mucho de revelar, pero en las que Winding Refn hace un retrato de la violencia de forma dura y visceral al tiempo que estilizada que no dejaron de recordarme el mejor Peckinpah, con ralentís y planos fijos de los que es difícil al mismo tiempo apartar la mirada y mantenerla en los mismos.



Y ya para ir terminando, dado que en lugar de estar leyendo estas líneas lo que deberían estar haciendo ustedes es estar viendo la película, no puedo dejar de glosar dos aspectos más de Drive. El reparto está soberbio, empezando por Gosling que da un recital en cualquiera de sus tres perfiles (el profesional estólido, el tipo que sólo quiere llevar una vida normal, y la máquina de matar), Cranston y su retrato del eterno fracasado que mantiene el optimismo mínimo que le permite seguir respirando un día más y Brooks y Perlman y su composición de mafiosos hijos de perra que hacen lo que deben hacer para sobrevivir aunque alguno de ellos lo pueda llegar a lamentar en el fondo. Solo chirría un poco en el reparto la angelical Carey Mulligan, que está muy bien en su papel de sufrida y sufriente mujer de presidiario, pero que no termina de dar credibilidad a un personaje que habría requerido quizá a una actriz un poco más dura y maltratada por las circunstancias de su vida. Y por supuesto, la banda sonora, la selección de canciones que acompañan al metraje empezando por la ya citada de Kavinsky o los temas Under your spell de Desire (que aparece en una de las mejores secuencias de Drive) o A real hero de College, canción que además nos despedirá de la inolvidable y apasionante experiencia de haber disfrutado de una gran película...

5 comentarios:

Osukaru dijo...

Soberbia reseña, caballero!. Totalmente de acuerdo con usted. A mi también me pasa que no puedo dejar de pensar en una de las mejores escenas "de beso" que se han rodado nunca, además de otras muchas.

Una de mis pelis favoritas desde el momento en que aparecieron los títulos de crédito y una de las mejores que he visto DEL 2011 (2012.

Un saludo!.

Plissken dijo...

Pues me alegro de que haya disfrutado lo mismo que yo caballero. Se da el caso de que o la amas o la odias, una vez la has visto, aunque lo cierto es que la mayoría de amiguetes que la han visto han quedado verdaderamente encandilados... Qué momentos de contemplativa melancolía y qué estallidos de violencia casi surrealista... Y qué beso de ascensor más hermoso... Nada, a ver si me quito la obsesión por la peli hasta un próximo segundo visionado de la misma. ¡¡Un abrazo, Osukaru!!

Jaime Sirvent dijo...

Caballero, total y absolutamente de acuerdo en todo lo que dice. He tenido la oportunidad de verla este sábado, y me ha parecido una maravilla.

Un abrazo.

Plissken dijo...

Una pasada, Jaime :D Me alegra sumarte a su legión de admiradores... Ganas de segundo visionado aumentando, pero antes me voy a dar el lujo de ver Tinker, taylor, spy.

Plissken dijo...

Y Soldier, que me dejo al soldier ;D

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...