viernes, noviembre 01, 2013

Aquellos maravillosos años (Especial Halloween): El terror llama a su puerta

Detective Cameron: Tengo buenas y malas noticias, chicas.
La buena noticia es que vuestros novios han llegado.
Universitaria: ¿Y cual es la mala?
Detective Cameron: Que están muertos.



A bordo de una nave espacial un alienígena corre por su vida con un contenedor en sus manos, mientras es perseguido por dos seres de su misma especie que le disparan sin cesar. La persecución finaliza abruptamente cuando el primero, claramente enajenado, arroja el contenedor al espacio cuando la nave pasa cerca de un planeta verdeazulado. En la Tierra, mientras tanto, una pareja de jóvenes que ha ido a dar un paseo en coche por el campo -con eróticos resultados- contempla cómo un objeto brillante cae desde el cielo hasta una localización cercana. Al tiempo que el muchacho se acerca hasta el misterioso meteorito, su novia escucha aterrada cómo la radio del coche anuncia la fuga de un peligroso psicópata de un manicomio cercano. Una babosa del espacio, un loco con su hacha, una joven y un estudiante encontrarán un aciago final en esa noche de 1959.



27 años después, en la actualidad de 1986, dos jóvenes universitarios pasean por la Universidad Corman durante la festivoa y caótica semana de ingreso en las fraternidades. Chris Romero (Jason Lively) es un muchacho apocado y simpático, y J.C. -aunque su nombre completo es James Carpenter Hooper- (Steve Marshall), su mejor amigo, es un lanzado y dicharachero chaval que compensa con su ironía y su sentido del humor el hecho de tener un problema motriz y andar con muletas. Chris queda impresionado por la belleza de una estudiante, Cinthia Cronenberg (Jill Whitlow), e intentan ingresar en la fraternidad a la que esta pertenece, presidida por su novio. La prueba de ingreso, aunque el presidente no tenga intención alguna de permitir que Chris y J.C. se una a su hermandad, consiste en robar un cadáver y depositarlo como broma pesada en la entrada de otra fraternidad.


Chris y J.C. se adentran en un centro médico de investigación situado en plena universidad, y consiguen acceder hasta un laboratorio en el que hay un cuerpo situado en una cámara de conservación, un cuerpo mantenido allí durante 27 años para su estudio, tras unos aciagos sucesos acaecidos en una noche de 1959. Los amigos se encuentran con una situación aterradora cuando el cuerpo inanimado parece cobrar vida y huyen del lugar corriendo y aullando como demonios, según el testimonio de un conserje. La desaparición del cuerpo, y varias muertes posteriores harán que el teniente Ray Cameron (Tom Atkins) se desplace hasta la universidad Corman y comience una investigación que pasará de ser inusual a horrorosamente imposible. Con Chris y J.C. en el centro del huracán desde el primer momento, los cadáveres amontonándose en el campus y los fantasmas del pasado acosando al corrosivo y atormentado teniente, sólo faltaba para rematar la semana de iniciación que las babosas del espacio y el baile de las fraternidades llegaran a una explosiva colisión repleta de muerte y destrucción


Antes de empezar a hablar de esta película, permítanme unas breves palabras sobre la misma y sobre lo que significa para un servidor. Sin más, una obra maestra del cine de terror de serie B de los años 80, una carta cinematográfica de amor de un fanboy entregado que reúne en una misma historia decenas de referencias y homenajes a todos los maestros del género que le han formado y una de las películas más divertidas y revisionables de aquella época, una producción modesta y honesta que sin exagerar habré visto una decena de veces en formato televisivo -inolvidable pase en Noche de Lobos incluído-, videográfico y digital y que me sigue entreteniendo como la primera vez, me hace sonreír con todas y cada una de las pullas, coñas y entradillas del teniente Cameron, y todavía me coge con la guardia baja con alguno de los sustos repartidos por su metraje. Esta es mi declaración de principios de fan entregado a El terror llama a su puerta, pero no crean que no tengo argumentos de peso para apoyar las anteriores afirmaciones y unos cuantos datos interesantes o divertidos sobre la cinta, así que vamos con ellos.


El terror llama a su puerta es el título español de la película Night of the Creeps, escrita y dirigida por Fred Dekker en el año 1986. Aunque se trate de otro de esos cambios infames de título a los que los distribuidores españoles nos tienen tan malacostumbrados, en este caso lo encuentro divertido y bastante afortunado. Fred Dekker es un viejo conocido de esta sección, ya que hace ocho años le dediqué otra entrada especial Halloween para la que fuera su segunda película, otro festival ochentero con un carácter más marcadamente infantil como fue Una pandilla alucinante (The Monster Squad, 1987). Con sólo dos películas, Dekker se convirtió en uno de mis directores preferidos, un cineasta con sus bases genéricas sólidamente asentadas en el cine fantástico de serie B y con las miras puestas tanto en los clásicos de horror de la Universal, como en las películas de ciencia ficción de los años 50 o en las eclécticas y renovadoras propuestas del terror de los años 70. Si en Una pandilla alucinante rendirá homenaje a toda la pléyade de monstruos clásicos -y a la influencia que los mismos han tenido en la cultura popular-, aquí nos encontramos con un pastel de referencias que se inicia como película de amenazas alienígenas -con un inicio muy similar al de, sin ir más lejos The Blob (1958) y un planteamiento similar al de It came from outer space (1953)-, atraviesa una breve etapa de película de fraternidades y bromas pesadas y acaba desembocando en una parte final que combina a partes iguales el thriller y el terror, con Night of the living dead como la más importante de sus referencias (1968).


Si temáticamente nos encontramos con todo ese festival de homenajes, en la elección de la nomenclatura de los personajes Dekker se permite el lujo de saludar a todos sus maestros, por los que siente esa devoción compartida por todos los aficionados de la película. Así, nos encontramos nombres tan reconocibles como Corman, Romero, Carpenter, Hopper, Cronenberg, Cameron, Landis, Miner o Raimi, o lo que es lo mismo, los mejores y más destacados directores de cine que alimentaron las pesadillas de varias generaciones durante los años 70 y 80. Esto convierte a Dekker, junto con Joe Dante, en uno de los directores con una base referencial y sentimental más destacada del momento, algo que he podido constatar con el reciente revisionado de Aullidos (1981), la película que competía directamente con esta para protagonizar esta entrada y que me reservo para otro Halloween futuro.


Vamos a entrar un poco en la disección de los personajes y los actores que los protagonizan. Empezando de menor a mayor simpatía e importancia, nos encontamos con Steve Marshall, J.C., el típico colega simpático que pone sus necesidades por debajo de la de su mejor amigo, que sabe cuándo quitarse de en medio, cuando echar un cable, y todo ello afrontando sus propios problemas con entereza y dignidad. El momento en que Chris encuentra la grabación de las calderas aún me pone un nudo en el estómago cada vez que lo veo, y algunas de sus pullas a los capullos de fraternidad son de carcajada garantizada. Como la chica de la película nos encontramos a Jill Whitlow, interés sentimental y heroína a la fuerza que pone toda su belleza y energía, que no son pocas, al servicio de un personaje más humano y simpático que por ejemplo el capullín de su novio y sus colegas de fraternidad. Jason Lively interpreta al héroe a su pesar, un tipo normal y simpático ampliamente superado por las circunstancias. Las carreras de Whitlow y Lively no llegaron demasiado lejos, pero se da la curiosa circunstancia de que un año más tarde repetirían en otra película fantástica, El secreto de los fantasmas (la que fuera primera producción americana de Roland Emmerich).


Pero hemos llegado, como diría aquel, al turrón. Todos en pie para recibir al detective Ray Cameron. Alcohólico, amargado, solitario, cínico, irónico, resuelto, valiente, entregado. Cada vez que responde al teléfono dice "Sorpréndeme". Cada vez que le preguntan su nombre responde otro absurdo (Bozo el payaso, la madre de Gary Cooper). Su historia es a la postre la que vehicula el transcurrir de la película, la que conecta los acontecimientos de 1959 y 1986, la que le convirtió en un perdedor solitario, la que le forzará a afrontar sus esqueletos en el armario -literalmente-, y la que le llevará a su heroica conclusión. Cada aparición del personaje en pantalla es casi una ocasión para sonreír cínicamente, y el momento de confesión con Alfalfa, como llama a Chris, en su apartamento es un momento de género puro y duro, rodado con sobriedad pero marcando con cada una de sus palabras la intensidad de las revelaciones. Junto con la cuenta atrás final, cuando el personaje roza ya cotas de grandeza fílmica espectaculares, es otro de esos momentos que me ponen de nuevo el nudo en el estómago. La trayectoria del actor Tom Atkins es mucho más dilatada que la de sus compañeros de reparto, y se nota. Por si fuera poco, es un actor de los del repertorio de John Carpenter, habiendo aparecido en La niebla y 1997: Rescate en Nueva York. Además su presencia ha podido ser vista en otras cintas de género como Creepshow, Maniac Cop o Halloween III.


Alguna cosilla más me queda por decirles. En la escena de los lavabos se puede apreciar un graffiti que dice Go Monster Squad!, un avance de la que sería siguiente aventura fílmica de su realizador un año más tarde. La película cuenta con un final alternativo -que el planeado originalmente- en el que la amenaza final es aún mayor que en el final estrenado, y la aparición de la nave extraterrestre dejaba abierta la posibilidad de una secuela de manera muy clara. Después de la chapa que les he soltado, me temo que no me queda más opción que volver a ver la película de nuevo. Otra vez. Más. Que no será la última. Y finalmente, unas cuantas perlas, dos en forma de vídeo, con el trailer en castellano -modélico, con voz ominosa de narrador y frases lapidarias y dos de los momentos espectaculares del detective Cameron- y el final alternativo, y otra cita del personaje interpretado por Atkins que refleja a la perfección lo que se puede encontrar en El terror llama a su puerta:  Zombis, cabezas que explotan, pequeños monstruos viscosos... Y una cita para el baile... Es lo clásico, Alfalfa.




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